
Partitocracia española.
Este lunes de pascua se reanuda el cancán bobo de la partitocracia española, cuyos líderes se desempeñan como los electrones en la física de partículas: sólo se materializan cuando chocan. Choco, luego existo, dice el político hispano; y allá al fondo de un átomo unas vocecillas le hacen un coro como de Minions. Podríamos abundar en la cruel metáfora y comparar masas encefálicas con masas cuánticas, pero Cristo no ha resucitado para nada.
Nada real sucederá de aquí a junio porque hace tiempo que el cálculo partidista se impuso al interés general. Y si sucede un pacto de investidura sobre la bocina, nacerá un aborto frankensteiniano que morirá por inviable a los pocos meses. España sólo tiene una salida, que es la gran coalición con Podemos opositando cuatro años y decidiendo si madura y se institucionaliza del todo o se desintegra en sectas inconciliables. La única razón de que este estadio no se haya alcanzado aún se llama Pedro Sánchez, y con ZP van ya dos líderes accidentales muy seguidos en la reciente historia del PSOE. Y luego que por qué nos pasa lo que nos pasa, Felipe.