El trayecto que va de Alejo (Vidal-Quadras) a Alejandro (Férnandez) cuenta una historia de numantinismo mutante: a menudo desesperado, ocasionalmente esperanzador, nunca triunfal. Porque militar en el partido de Fraga y de Aznar y de Rajoy en Cataluña, sin llegar a las cotas de heroísmo que exigieron los años de plomo en el País Vasco, jamás ha deparado demasiadas satisfacciones. Pero el que aguanta y se queda tiene sus motivos, y son tan catalanes como españoles.
Archivo de la etiqueta: no le toques ya más que así es el PP
Reportaje con Javier de Andrés
La pandemia del coronavirus popularizó entre los españoles la noción de resiliencia. El Gobierno la empleaba a todas horas para dar ánimos a la población y seguramente también a sí mismo. Pero si hay un sujeto político que merece reconocimiento a su resiliencia en la España democrática ese ha sido el Partido Popular del País Vasco. Una formación azotada como ninguna por la pandemia de plomo y metralla que propagó durante décadas el virus del terror. Afiliarse a esas siglas entre 1989 y 2011, es decir, entre la refundación del partido que lideró José María Aznar y el anuncio del cese definitivo de la actividad terrorista por parte de ETA, suponía asumir el coste supremo -la vida misma- por defender la libertad y la democracia: el derecho constitucional a existir como vasco y español de centroderecha en Euskadi.
Galicia absoluta
En julio se habló mucho de la gestión de las expectativas. El error del PP entonces habría consistido en vender la piel del Perro antes de cazarlo. En Galicia ha sucedido exactamente lo contrario: ha sucedido la sorpresa de lo esperado.
Veamos. A partir de aquella sobremesa lenguaraz de Feijóo las tertulias de Madrid alimentaron la hipótesis de que el PP podía perder la Xunta. La prensa de centroderecha se asomó a ese escenario llevada de su libertad de juicio, de su cabreo con los errores no forzados de la oposición y de la psicosis instalada desde el 23-J. La prensa gubernamental se sincronizó para fijar el mismo escenario llevada de su sumisión a Moncloa, de su talento para la sobreactuación y de la euforia instalada desde el 23-J. Lo cierto es que ninguna encuesta avalaba suficientemente el dichoso vuelco, pero hoy la política se comporta como una rama de la literatura fantástica: crea marcos mentales no ya independientes de la realidad sino enfrentados a ella. En este incesante juego de manos que escandalizaría al tahúr cirrótico de una reserva india el sanchismo no tiene rival.
Un día con Alfonso Rueda
Será cosa del tópico (o no), pero lo cierto es que la política gallega es enemiga de la rotundidad y reacia a las sorpresas. Premia la constancia, la presencia y la moderación. Y castiga a los extremos, a los paracaidistas y a los candidatos de laboratorio. Eso explica las encuestas positivas de Alfonso Rueda (PPdeG), pero también la persuasiva piel de cordero de Ana Pontón (BNG), las pobres expectativas de José Ramón Gómez Besteiro (PSdeG), los negros augurios de Marta Lois (Sumar) y la irrelevancia total de Álvaro Díaz-Mella (Vox).