Mucho indepe se ha quedado en casa, feliz deserción. Para que la cordura triunfe solo hace falta que los locos no hagan nada. ¿Saldrá ahora definitivamente del manicomio Cataluña, contribuyendo así a la salud mental de toda la nación? La respuesta está flotando en el aire que rodea la montura de las gafas de pasta de don Salvador Illa.
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Wagner también es madridista
Una primavera más los titulares entonan el cantar de la gesta inverosímil, resignados a hacer surco en la leyenda. Pero cuando la epopeya adquiere la nota familiar del costumbrismo, sin perder por el camino un ápice de épica, quizá sea hora de elevar la excepción a norma de una vez.
Yo me acuso
El presidente tiene razón y por fin me he dado cuenta. No ha habido político, de Mandela a Miguel Ángel Blanco, que haya sufrido tanto como él. A punto ha estado de quebrarse, y de quebrarse con él nuestra democracia. Es la hora de buscar culpables, es la hora del escarmiento ejemplar y las listas de disidentes, es la hora de confesar mi abyecta militancia entre los seudoperiodistas. Llevo años atacándole sin medida, burlándome de su liderazgo providencial llevado por la nostalgia de Franco (mucho menos providencial), el negacionismo climático y la masculinidad tóxica en la que fui criado. Ojalá bastaran estas líneas contritas para desagraviarlo por todas las veces en las que contribuí a extender la desafección entre los ciudadanos, rabioso ante el creciente predicamento internacional del Puto Amo. Hoy celebro entre lágrimas de arrepentimiento que el presidente haya decidido permanecer entre nosotros para comandar la cruzada intercontinental contra la desinformación y contra los fachas con toga. Hoy sé que los bulos cocinados en la caldera madrileña están obstruyendo el avance del progreso del impulso del plus ultra de los derechos y libertades de los demócratas -los Buenos, en suma-que encarna Pedro Sánchez y de algún modo (aún no aclarado) también su mujer.
Vini y Kroos, fe y razón
Si abril es el mes más cruel, según escribió el poeta, será porque suele incluir una cruce de Champions con el Bayern. El madridista ha perdido la cuenta de todas las primaveras que quedaron suspendidas en Múnich para bien o para mal, para la gloria final de mayo o la espera del próximo abril.
Hasta cuándo, Pedro, abusarás de nuestra paciencia
Así que lo has vuelto a hacer, farsante. Has vuelto a engañarnos a todos, empezando por las cobayas de tu propio partido y siguiendo por las viudas mediáticas que han puesto los micrófonos perdidos de mocos. Te basta con someterlos durante cinco días al vértigo de tu ausencia para que te supliquen por la autocracia. Llegamos a creer que querías a tu esposa, que no eras capaz de usarla para victimizarte, que precipitar a la cuarta economía del euro en un psicodrama peronista ante los ojos atónitos de la prensa internacional era mucho hasta para ti. Pero ni siquiera te has privado de forzar al Rey a participar en este aquelarre, no sea que quede una sola institución libre de servir de atrezo a tu farsa perpetua.