Dice doña Úrsula que otra guerra europea es posible, aunque los optimistas confían en que no se parezca a las dos anteriores. Ni siquiera Einstein imaginaba la Tercera Guerra Mundial, pero a cambio estaba convencido de que en la Cuarta lucharíamos con palos y piedras, al modo de una abrupta elipsis regresiva de Kubrick. La humanidad tendrá así la oportunidad de recomenzar, y dentro de la humanidad también la tendremos los españoles: no todo van a ser malas noticias.
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El ‘noir’ de Pedro
Hay un mérito que la oposición nunca le ha escatimado al sanchismo y es el diestro manejo de la propaganda. A falta de principios que mantener, de ideas para dirigir y de escaños con que legislar, Pedro se fue especializando en la producción febril de relatos que ocuparan el vacío dejado por la gestión. Estos años de vicio ficcional (que en realidad Pedro contrajo de Pablo) han extendido hasta tal punto la cultura del simulacro que a algunos por momentos nos domina la nostalgia de la cachaza marianista. La política ya es solo política de comunicación. Desmoraliza un poco trazar la huella de carbono de este viaje tóxico -«¡Jugada maestra!»- en la retórica de los veteranos más corrompidos y en el jabón de los noveles menos pudorosos.
Por qué hay que leer ‘La montaña mágica’
Si la vida de un alpinista se divide en dos, antes y después de coronar el Everest, quizá tuvo razón Vargas Llosa cuando afirmó que la vida de un lector cambia definitivamente después de ascender La montaña mágica, de cuya publicación se cumple un siglo en este 2024. No siendo formalmente tan revolucionaria como el Ulises, la obra magna de Thomas Mann (1875-1955) pertenece al selecto panteón de novelas geniales que ensancharon drásticamente los límites del arte narrativo en el primer cuarto del siglo XX.
Sánchez no es Putin
Svetlana tiene 65 años y ayer decidió personarse en el funeral oficiado en la única iglesia moscovita que no se negó a celebrar una misa por Navalny. Su despedida apenas congregó a un millar de personas, y como todas ellas Svetlana fue cacheada y fichada por la policía política de Putin. Ahora ya sabe que figura en el tétrico registro de disidentes de la dictadura rusa, que es tanto como opositar a una dosis inopinada de Novichok o a una celda en algún gulag ártico, pero ella no se considera ninguna heroína. Cuando los periodistas le preguntaron por sus razones para aparecer por allí, respondió con sencillez: «Aunque tengo miedo, estoy aquí».
Pablo, vuelve
Querido Pablo. Ha pasado el tiempo pero no te hemos olvidado. ¿Cómo podríamos? Todo lo que vemos a nuestro alrededor en esta España de ceño y piolet proclama tu autoría y lleva tu sello, el inconfundible aroma del almizcle ideológico, este olor espeso como de requisa miliciana elevada al BOE. Vivimos por fin como soñaste: en una peli polvorienta de Ken Loach, en una letra hormonal de Ska-P, en una fantasía dispépsica de Vázquez Montalbán. Y esta semana, por si hubiera cundido la desmemoria a la que el Gobierno fía sus posibilidades electorales, tomaste la decisión de personificarte en el Senado. Te hiciste presente como solías: para romper cosas y cobrarte cabelleras. Fort Apache, ya sabes. Se trataba de tumbar el decreto de Yolanda, ese error lacerante cubierto de laca que salió de tu índice.
La sangre coagulada de Pamplona
El sanchismo es un presentismo: desprecia el futuro e ignora el pasado cuando no puede manipularlo para justificar su presente, que es todo lo que tiene. Por eso Franco constituye una amenaza contemporánea en el cuento antifa de Moncloa mientras que ETA solo existe en las hipérboles prehistóricas de la derecha. «Nada se seca tan rápido como la sangre», le contestó De Gaulle -y era De Gaulle- a un asesor que invocaba los atentados del independentismo argelino para afearle a su jefe la apertura de negociaciones con los terroristas. Pedro, ágrafo de bulto redondo, lo expresaría de un modo más pedestre: sangre pasada no mueve molino. El muerto al hoyo y el vivo a la alcaldía. Para Bildu la perra gorda y para mí la perrera.
Seamos sinceros
Querido militante, querido votante. Estarás escuchando muchas críticas a nuestro partido y a nuestro secretario general, que acaba de ser investido. Que ya ha ganado. No te pedimos que te molestes en rebatir a los perdedores: no necesitamos tus esfuerzos. Nada más ridículo que ver a los nuestros invocando sinceramente el interés general o el miedo a la alternativa. ¿Vas a enseñar a tus padres a tener hijos? ¿Aún crees que el poder necesita justificación? Lo que te pedimos es que madures de una vez y entiendas que la política va de ellos o nosotros, de hoy y ahora. Haznos el favor de dejar a España en paz: España lo aguanta todo, a nosotros y a ellos también, pero evítanos los cánticos a la diversidad y a la extensión de derechos. Mentir es nuestro trabajo y nosotros no nos llevamos el trabajo a casa. No nos tomes por imbéciles.