
Pericles emocionado.
El Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular empataron el domingo a votos en un polideportivo -demasiado parecido a un circo- de Sabadell, en el ejercicio de democracia radical que emocionó a Spielberg. Por la autoestima de la otrora envidiable Cataluña rogábamos que el empate obedeciese a un tongo, pues de una conspiración de cínicos se puede volver, pero del ridículo en bucle va siendo cada día más difícil. Que la CUP era antieuropea, antisistema, anticapitalista se sabía: ahora sabemos que también es contraria a la vergüenza propia, aunque temo que la gestión de la ajena ya escapa a sus empates.
Que la política catalana haya degenerado en un videoclip de Peret filmado por Lazarov con guión de Azcona y arreglos de Chiquito de la Calzada no es culpa de la arcangélica Gabriel ni del pícaro Baños, sino del artúrico personaje que ligó su apocalipsis personal al autonómico. En su delirio acaso obtendrá consuelo de compararse con el mismo Dios, cuya existencia fue sometida a votación en el Ateneo de Madrid en 1931. Unos dicen que ganó el sí y otros que ganó el no, en ambos casos por un solo voto de diferencia.
Comentario en COPE sobre la entrañable guerra civil en el seno del PSOE