
Buscando el centro.
Cuando Aristóteles situó la virtud en el medio no se declaraba centrista. Cuando ubicó el valor a medio camino entre la temeridad y la cobardía, afirmaba una virtud sin ambigüedades, que es la propia de los hombres valerosos. Pero sentó un precedente espacial para pensar lo abstracto. Dibujó el primer mapa de la ética. Y por tanto también de la política.
Casi tres de cada cuatro españoles se ubican entre el centro-izquierda y el centro-derecha según el último CIS. Así ha sido desde la Transición. Pero en la actual campaña electoral los líderes de una izquierda y una derecha más definidas tachan a los centristas de calculada equidistancia a fin de captar el máximo número de votos. ¿Por qué atacar al centrismo si siempre se ha dicho que las elecciones se ganan por el centro? «Es que estas elecciones pueden ser las primeras que no se ganen por el centro», explica Pablo Simón, analista de Politikon. «El centro es una medida oscilante entre el 3 y el 6, en una escala en que el 1 es la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha. España se ubica en el 4,5-4,7, un poquito más a la izquierda, según las encuestas. Sin embargo parece que el 20-D muchos votantes elegirán al PP para distinguirse del centro puro, o a Podemos para alejarse del centro-izquierda». Por eso la estrategia de Rajoy pasa por asegurar la parte conservadora de su electorado, dando por perdido el centro que le arrebata Ciudadanos. Y por eso también parece que pervivirá un partido de nicho tan puro como IU, pues tiene un vínculo muy fuerte con su votante, al que avisa de que Podemos no es de fiar: no es rupturista de verdad.
El centro puede ser muchas cosas. Desde aquel que se declara apolítico al centrista informado, consciente. «Un centrista ateo votará a C’s, y uno creyente más bien al PP. Muchos jóvenes se declaran de centro para evitar posicionarse, para rehuir la polaridad. Valoran sobre todo la transversalidad. El eje que manda ya no es izquierda/derecha sino viejo/nuevo», dice Simón, pese a que los viejos etiquetan incansablemente a los nuevos para fijarlos en el eje ideológico. En política uno no es tanto cómo se presenta sino cómo te presentan.