
Hay una izquierda interesante en los diagnósticos y garrafal en los tratamientos que encarna como nadie Íñigo Errejón. No es habitual que el portavoz de un partido con dos diputados logre que todo el hemiciclo, de Bildu a Vox, vote a favor de la misma proposición. Ha sucedido esta semana con el plan de prevención del suicidio que presentó Errejón con oratoria honesta y voluntad de acuerdo, esos dos mamuts extintos de nuestra política. El diputado recordó que cada día se suicidan once españoles y lo intentan bastantes más; que muchos otros emiten señales desatendidas; que tener cerca a alguien puede marcar la diferencia entre vivir o morir; y que el Estado debe facilitar ese acompañamiento, por ejemplo mediante bajas laborales concedidas a los acompañantes de personas diagnosticadas con riesgo de suicidio.