
La suelta de violadores favorecida por el Ministerio de Igualdad está contribuyendo a extender la opinión de que Irene Montero debe dimitir. A mi modo de ver, la salida de doña Irene del Gobierno supondría un error fatal que coronaría el himalaya de errores fatales que viene levantando esta larga legislatura del desaliento, y que amenaza con hacer perder el juicio a los españoles minutos después de que hayan perdido la esperanza.