
Macbeth comprado en los chinos.
España es un país con un presidente que ni gana ni convoca elecciones cuyo poder depende de los enemigos de la Constitución y cuyos Presupuestos se negocian en el trullo entre un golpista beato y un antisistema con chalé. Lo que no sabemos todavía es si esta descripción tristemente objetiva de la realidad corresponde a las luces de bohemia de un olvidable paréntesis en la historia de la cuarta economía del euro o si avanza el mero prólogo de una degeneración más profunda de la que, al cabo de un sexenio ominoso de sanchismo, emerja una confederación de repúblicas deficitarias, unidas únicamente por la alienante propaganda de sus muecines mediáticos y por el voto clientelar regado con impuestos.
La legislatura de Sánchez es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, pero nuestro Macbeth plagiado de El rincón del vago guarda con el original la semejanza de la genuina carencia de escrúpulos. Hará lo que haga falta por retrasar las urnas hasta que sus publicistas hayan terminado de confeccionarle el traje del emperador: se cobrará la salud mental de Lola Delgado obligándole a resistir, enterrará la carrera de Calviño o humillará a Borrell y a Felipe VI por un voto indepe más. Porque no nos gobierna un político al uso, sino un hombre herido que un día juró venganza y al que la sonrisa del destino le concedió la dulce posibilidad de practicarla a costa de nuestras instituciones y de nuestros bolsillos. Es todo un espectáculo contemplar desde la tribuna de prensa cómo le aplauden a rabiar todos esos diputados susanistas que venían a susurrarte la calaña de Pedro, lo loco que estaba, el peligro que suponía. Y ahí les tienen ahora, partiéndose las manos por un puesto en las listas. Qué no escribiría Balzac con semejante acopio de enternecedora fragilidad humana.
‘Crispación’ si no me equivoco fue el emblema o la empresa que blandió a diestro, siniestro y marcha atrás Zapatero ¿Podrían hacer una averiguación de a quién estaba haciendo la ventriloquía? Merece un circulo en el infierno. Y los que vengan detrás, lo mismo.
‘Mero prólogo para una degeneración más profunda’, decididamente. Me acuerdo una y otra vez de un pasaje en una novela de Julie Burchill que encontré en la sección de libros tirados de una librería ¡La portavoz de los moderneques de los ochenta, The Face y demás, en tan triste situación! El pasaje en cuestión presenta a un doble de Murdoch -pronunciese como Morlock en ‘La´máquina del tiempo’- ilustrando a la reportera sobre el carácter de los novinhos que acaban de usar en una orgía brasileña: son holgazanes y estúpidos. En un principio me pareció muy en el carácter del personaje su sumario del personal. Después he dudado, Zapatero está sacando al psoe de su triste lugarejo y haciéndolo público en Sudamérica; para que luego no piensen que no se les avisó. Y no cayó de la nada: en los libros de José Díaz Herrera de los que hablé al final del verano hay un resúmen de los negocios que el abuelo de la patria F González encontró bien hacer por esas tierras. Ahora que han despedido a Roberto Centeno por dar un somero repaso a lo que fue la España de los años sesenta y primeros setenta (igual, me pareció a mí, que el que su maestro R Tamames daba en su autobiografía) se le podría preguntar al público si prefiere otra más de González o más bien otra de Ullastres. Qué quién es Ullastres, oigo preguntar. Pregúntenle al presidente de la nación y que conteste, no le vayan a llamar holgazán y estúpido.