Archivo mensual: septiembre 2018

Ingrávido y gentil

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Ministro en la luna.

Me dice Torreblanca que teme salir a la calle por si le cae un ministro encima, y yo le entiendo. Desde que alguien cantaba que están lloviendo hombres, aleluya, las precipitaciones se han vuelto más paritarias y es posible que pronto nos llueva una ministra de Justicia, seguida de un astronauta, o al revés. Lo del astronauta tiene más sentido porque su lugar es el espacio, pero en el caso de Pedro Duque no es necesario irse tan lejos: él solo se ha caído de un guindo. ¿Alrededor de qué luna de ingenuidad orbitaba Duque cuando se dejó convencer por algún echador de cartas pasado de adicción a HBO de que tenía algo que ganar alunizando en el Gobierno de Pedro Sánchez? Recordarán ustedes el sulfúrico epitafio que Gore Vidal vertió sobre la tumba del autor de A sangre fría: «Con su muerte, Capote imprime un interesante giro a su carrera». Con su fichaje por Sánchez, la nave del prestigio de Duque experimentó el súbito tirón de la gravedad, se puso al rojo cuando atravesó la atmósfera mediática en su caída y hoy reposa ya en el fondo legamoso de la política como otro juguete roto por la melancolía: un Buzz Lightyear al que nadie avisó de que el infinito no cabe en 84 escaños.

Nuestro man on the moon nos conmovió a todos con su comparecencia estelar. ¿A qué se debe la mezcla de conmiseración y desasosiego que sus balbuceos despertaron en el corazón del ciudadano educado en la lengua impávida del político profesional? Se debe a la obscena contemplación de la víctima de un engaño cuando el truco se desvela : una elemental empatía nos ruboriza cuando descubrimos que los ministros de Sánchez también montan sociedades para pagar menos impuestos. Pero de esa vergüenza ajena pasamos enseguida a la propia: ya no sentimos pena de Duque sino de nosotros mismos, tan estafados como él por el Gobierno de la Dignidad. Nos prometieron el fin de una época ominosa y el amanecer de la regeneración, pero cuando abrimos el paquete de Moncloa Exprés nos encontramos a un doctor manufacturado en un ministerio, a un grupo parlamentario que atropella al Legislativo, a una fiscal garantizando el éxito del puticlub de un extorsionador y a una vicepresidenta que aspira a tapar la caja de la prensa para que los clientes no adviertan la estafa.

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30 septiembre, 2018 · 23:18

El divito Sánchez

pedro-sanchez-twitter-moncloa-1Cuando las cosas se ponen feas, Pedro Sánchez se sube a un avión y pone tierra de por medio. Como la fealdad de las cosas es el estado por defecto de este Gobierno incongruente y ficticio, Sánchez se pasa la vida subido al avión de Estado, aparato que le brinda la cálida sensación de poder que el Parlamento le niega, razón de que planeara saltárselo como querría saltarse el Supremo. Al fin y al cabo, ¿qué es un magistrado visto desde las alturas más que una mota negra con puñetas? ¿Qué es la oposición más que una falange obstruccionista a juicio de los editoriales de progreso? Si una ardilla podía cruzar España saltando de árbol en árbol, a ver por qué el aéreo Sánchez no va a poder gobernar España sin bajarse del Falcon. El suelo es para los mortales, y los escaños están sobrevalorados cuando te descubres en la foto ayer con Trudeau, hoy con Trump y mañana en Cuba. No está nada mal para un concejal ágrafo reconvertido en un laboratorio de Industria al que, como susurra un diputado susanista, «se le nota que nunca tuvo que hablar demasiado para ligar». Para qué dar explicaciones si puedes volar gratis.

De quien sí esperábamos palabras -aunque no tan desinhibidas como las que se pronuncian a los postres de una mariscada pagada por Villarejo– es de Dolores Delgado. Salió Adriana Lastra del pleno para escoltarla por entre la nube de reporteros insolentes hasta la bancada ministerial. Le aguardaba Rafa Hernando: «Usted es el paradigma de la mentira. Usted es un zombi. No siga llenando la democracia de oprobio. Váyase». Pero a Delgado le ha dicho Sánchez que aguante, que él quiere seguir volando como mínimo hasta 2020. Así que Delgado obvió el nombre que no debe ser nombrado, respiró las alusiones a la cloaca como si caminara descalza sobre capullos de azucena y aguantó como aguantan las fiscales a las que no les gustan las nenazas. Veremos cuánto dura, porque Iglesias sigue apretando, y una pinza entre Hernando e Iglesias tiene que ser insoportable.

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26 septiembre, 2018 · 14:16

El tesón del refugiado

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«No tiene físico para el fútbol profesional».

Luka Modric tenía seis años cuando su padre le trajo la noticia del asesinato del abuelo, acribillado en el monte por las milicias serbias. La familia lio el petate y se refugió con otros miles de croatas en el hotel Kolovare. El parking de ese hotel de refugiados de guerra fue el potrero donde pulió su toque el pequeño dálmata: allí se acostumbró a controlar el balón bajo el estallido de los morteros. Era un niño serio y poco desarrollado, 15 centímetros más bajito que sus compañeros, y algunos ojeadores pensaron con gran sensatez y ningún acierto que carecía de condiciones para llegar al fútbol profesional. Pero todos acudían a verle jugar.

Su infancia transcurrió en un hotel y narra la consabida historia de unos padres obreros que lo sacrifican todo a esa apuesta siempre acechada por el engaño del amor: mi hijo será una estrella. Nada físico permitía respaldar tal esperanza, pero aquel chaval atesoraba a cambio ese poderoso recurso espiritual que en croata llaman dispet. Sus biógrafos Puertas y Azpitarte lo traducen por tenacidad, una suerte de empecinamiento en la propia superación. Porque el talento sin disciplina es como el vino sin botella: se desparrama.

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25 septiembre, 2018 · 10:43

Candidato Valls

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Europa.

Decimos que la política se ha contagiado de la lógica del mercado porque los partidos compiten por el reconocimiento expresado en votos como las empresas pugnan por diferenciarse de la competencia para atraer al consumidor. Por eso hablamos de marca electoral, de oferta programática, de capital político, de comprar un argumento: lenguaje mercantil que metaforiza con precisión el funcionamiento de la lucha por el poder en las democracias representativas. La liquidez es a una empresa lo que la representación a un partido.

La alegoría comercial se ajusta tanto a la lucha partidista que corremos el peligro de sobrevalorar el factor diferencial en nuestros líderes. Un buen líder sería solo aquel que expresa a todas horas una identidad fija, reconocible para su electorado, considerado una masa compacta e inmóvil. Y en circunstancias normales, diferenciarse funciona. Pero en Cataluña hace tiempo que la anormalidad es la norma, como lo es en otros lugares de Europa que reaccionan con miedo a la intemperie global replegándose en el narcisismo de la pequeña diferencia. Por eso, si Manuel Valls tiene una oportunidad de ganar en Barcelona no será gracias a un perfil definido, restringido a unas siglas familiares, sino en virtud de una plataforma abierta al deseo común de igualdad y libertad que pueden compartir socialistas constitucionales, liberales progresistas y conservadores ilustrados. Se entabla entonces una alianza virtuosa que aspira a vencer por inclusión, no a excluir por identidad.

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22 septiembre, 2018 · 18:30

Qué nos pasa, Doctor

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Por Rodin.

El Doctor Sánchez es un hombre que inhibe las emociones para que no estorben a su ambición, lo cual dificulta el traslado de su genuina catadura a los lectores. Pero hay que seguir intentándolo antes de que una poderosa propaganda nos deposite narcotizados en el arranque del ciclo electoral. Apunten un gesto revelador: cuando la nube de fotógrafos se arremolina frente a su escaño, el Doctor toma la pluma, levanta un papel con la mano izquierda y hace como que escribe con la derecha, forzando un rictus de abisal concentración. Pero la pluma no se mueve. Ni siquiera plagia un garabato infantil para dar pena en Instagram: nada. Aguanta la pose diez segundos: uno, dos, tres… el hieratismo es perfecto, con una solemnidad de cariátide, y casi con los mismos escaños. Hasta que Ana Pastor reanuda el pleno y él se dispone a contestar a la oposición. Lo hace a disgusto recordando el nocaut de la semana pasada, consciente de que es tan buen dialéctico como investigador en diplomacia económica: él está cableado más bien para dar mítines. Por eso se pregunta si, una vez hechas las fotos, no será todo lo demás una pérdida de tiempo. «Si yo, que soy el presidente del Gobierno, no soy diputado, ¿qué importancia puede tener esta Cámara?»

Después del trile bananero de la víspera, yo confieso que acudía al Congreso más que nada para comprobar que seguía abierto. Que el Doctor todavía no lo ha cerrado. Los pretorianos del sanchismo -qué bochornoso destino, exclaman los pianistas de burdel- se apresuran a añadir: «¡Oiga, que el PP también coló reformas de calado en textos ajenos con la tramitación avanzada!» Lo hizo, con abrumador respaldo en las urnas, pero lo hizo, para su vergüenza. Ahora bien. Lo que no ha hecho nadie nunca es sustraerse a los contrapesos democráticos de la Mesa del Congreso y del Senado por la única razón de que allí no manda él; lo que no ha hecho nadie nunca es parasitar el consenso político que suscitan las mujeres maltratadas (el único que queda) para colar sus Presupuestos Generales del Estado, es decir, para concederse unas semanas más en La Moncloa fabricando humo de colores; lo que no ha hecho nadie nunca es burlar el Poder Legislativo porque los españoles no le han votado lo suficiente; lo que no ha hecho nadie nunca es deformar los límites constitucionales para apuntalar esa herejía del socialismo que es el sanchismo.

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19 septiembre, 2018 · 17:09

La ira de Bale

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El enigma galés.

En realidad nada de lo que le ha contado Gareth Bale al Daily Mail es demasiado escandaloso cuando se leen las respuestas completas. Pero qué sería de nosotros si nos pusiéramos ahora a respetar el contexto. Solo de imaginar un mundo en el que las tertulias de fútbol estuvieran presididas por el juicio ponderado y la mayéutica socrática nos entran escalofríos. Lo cierto es que Bale ha confesado sentimientos de lo más comprensibles. Ha declarado una mayor sintonía con Lopetegui, que le habla en inglés y le pone de titular, respecto de Zidane, con quien jugaba menos y hablaba aproximadamente en indio. Ha venido a explicar que Cristiano es un gran jugador, pero que precisamente por serlo condicionaba el juego obligando a volcar sobre él la atención que ahora se reparte coralmente por toda la línea de ataque. Ha reconocido que decidió marcharse pero que hoy está en el mejor club del mundo y quiere seguir ganando títulos. Cada una de estas declaraciones, convenientemente despiezadas en titulares estancos, puede sostener lo mismo un cabreo bíblico que una alegría franciscana.

Pero lo más interesante de todo lo que dice es que la ira por la suplencia le preparó para el gol de Kiev. Del mismo modo que un populista politiza el dolor -normalmente el de los demás- para construir un liderazgo, el galés explotó su frustración para reivindicarse en cuanto Cristiano dejó el trono vacante. A Bale lo hemos escrutado física y psicológicamente: hemos deplorado sus fibras de cristal y hemos alegado el tópico del desarraigo británico para explicar sus raptos de melancolía. Todo eso mientras ganaba cuatro Copas de Europa. Pero quizá no hemos incidido lo suficiente en el vínculo entre bienestar físico y mental, entre anatomía y felicidad. Un vínculo que funciona en dos direcciones: Bale somatiza la rabia para marcar golazos pero también la confianza le motiva. Incluso cuando no marca o el equipo no gana, su intervención resulta determinante, como ocurrió en Tallín con el primoroso centro a Benzema o en San Mamés con la asistencia a Isco para el empate.

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18 septiembre, 2018 · 13:15

La guerra de Celaá

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Portavoz gilesca.

Oiga, ¿es Arabia Saudí? Sí, mire, soy Isabel Celaá, portavoz del Gobierno de España. ¿Cómo? Sí, sí, del Reino de España. ¿Qué cómo está Juan Carlos? Pues no muy bien desde que le descubrieron una amante que… Cómo que dónde está el problema. Ustedes tendrán sus costumbres pero aquí la poligamia no está bien vista. De hecho, este es un Gobierno feminista. ¿El suyo también? ¿Que ya dejan conducir a las mujeres? Por algo se empieza. Pero no le llamaba por eso. Resulta que somos también un Gobierno pacifista, y andamos inquietos por el destino que le piensan dar a las unidades láser de alta precisión que al final sí les vamos a vender… Calle, hombre, no las llame bombas. Este Gobierno prefiere decir láser de alta precisión. Sí, eso me ha dicho Borrell. Sí, ya sabemos que no son punteros de oficina, pero nos quedaríamos más tranquilos si nos confirmaran que no se van a equivocar matando.

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17 septiembre, 2018 · 14:30

Doctor Aneto

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El alpinista.

El canto docente del doctor Sánchez en Facebook resulta tan cursi que podría haberlo escrito él mismo, aunque lo probable es que se trate de un plagio a Iván Redondo. No nos conmovían tanto los golpes de la vida desde que Pablo Iglesias eligió esa red social para contarnos su ruptura sentimental con Tania Sánchez. La pieza incluye un pico verdaderamente diabético: «Cuando culminas el Aneto». Metáfora alpina del trabajo académico que, en su caso, debiera reformularse así: «Cuando el helicóptero del Ministerio de Industria te posa sobre la cima del Aneto». Pero el Aneto de nuestro doctor no fue la tesis sino la censura, que le permitió encaramarse al poder sobre una premisa de honradez que le diferenciaría del corrupto Rajoy, y aun de la plagiadora Montón, y aun del evasor Huerta. Ahora, solo el Dalai Lama puede sostenerse en lo alto del Tíbet sobre bases morales. El doctor Sánchez no es el Dalai Lama por más que ambos practiquen el género de la autoayuda, porque lo de Sánchez es autoayuda de Estado.

En la era del fake, defender a Sánchez -Pedro para la intimidad de ciertas redacciones- no es más difícil que gobernar con 84 diputados. El truco consiste en regar la maceta de los propagandistas y en sustraerse al juicio de los ciudadanos. Cablear el maniquí: que parezca humano. Y si la cosa se pone fea, se alienta la confusión de lo personal y lo político, ambos licuados en una humedad de confesionario: «Decidieron atacarme en lo personal». A esto se le podría llamar victimismo del verdugo: el tipo que llegó al poder negándole la decencia a Rajoy y lo ejerce amenazando a Rivera se presenta como víctima de la oposición.

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14 septiembre, 2018 · 9:11