
La barítona y su arma.
Lo primero que me sorprendió de la entrevista que ayer le hizo Ferreras a Cassandra Vera, la tuitera condenada a un año de prisión por la Audiencia, fue el timbre de su voz. Confieso que esperaba algo más melódico, o menos pedregoso, pero en todo caso no se me ocurriría bromear al respecto de la condición trans de la entrevistada, porque yo soy un hombre de mi tiempo. Lo segundo que me sorprendió es que ella no recordara haber escrito tuits como los que se reproducían a la derecha de la pantalla durante la entrevista:
-Esperemos que Cristina Cifuentes muera antes de las doce, será un puntazo que muera en el aniversario del pioletazo a otra rata.
Cuando uno logra cuajar un aforismo tan redondo, suele acordarse. Pero también es verdad que la condenada acumula tantos frutos de su versátil y caudaloso ingenio que no ha de ser fácil responsabilizarse de cada uno. «Qué pena que en el tapón de los San Fermines (sic) no haya muerto nadie». Es otra delicada pieza de su orfebrería mental.