
Mezquita reconstruida en Beirut.
A Líbano, desde donde transmitimos este cable, llega con urgencia la última polémica española. Según los datos de que disponemos, un juzgado de Madrid habría prohibido la circulación de un autobús rotulado con esta advertencia: «Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen». Sospechamos que semejante autobús circularía por Beirut cosechando la más perfecta indiferencia, pues los árabes son desde Averroes muy aficionados a la lógica y no encontrarían en la tradicional descripción de los atributos sexuales de nuestra especie otro argumento que el de la más tediosa tautología. Sin embargo en España, donde la presencia árabe queda cada vez más lejana en el tiempo, el autobús ha levantado una polvareda considerable, a caballo entre el delito de odio y la lección de anatomía.
Partiendo del tenor literal de la publicidad busera, el escrito del juez no infiere racionalmente el público fomento de odio, discriminación, hostilidad o violencia alguna, ni en forma directa ni indirecta, pero en cambio sí aprecia menosprecio de las personas transexuales, razón que justifica sobradamente su veto. Técnicamente se trata por tanto de un autobús transfóbico, si esto no es llevar muy lejos la figura retórica de la personificación o prosopopeya.