
Entró Sánchez al hemiciclo con Nadia Calviño, casi de su mano. Y esta es la imagen que deben ustedes retener hasta las elecciones, porque metaforiza la coyuntura española. Cuando Chateaubriand divisó a Talleyrand entrando en palacio del brazo de Fouché, murmuró célebremente: «Ahí llega el Vicio apoyado en la Traición». Bien, pues Sánchez apoyándose en Calviño significa la frivolidad apuntalada por la contabilidad. El Tinder apoyado por el Excel, por traducirlo a un idioma accesible. Vienen tiempos tan jodidos que la política sanchista por defecto, con sus escarceos parlamentarios y sus amistades peligrosas, queda desde este momento completamente subordinada a la economía.