Iñigo Alli: «Mi hija me despertó a la fragilidad de la vida»

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Íñigo Alli.

En política se debería entrar como entró Íñigo Alli (Pamplona, 1973): urgido por el amor a una hija discapacitada y fichado directamente por el Gobierno. Nada de hacer carrerita pegando carteles desde el primer acné, adulando al jefe de turno y alcanzando al fin un lugar en el paraíso de las listas. Nuestro hombre gozaba de un puesto de directivo en Caja Navarra y había fundado una familia con su esposa Isabel. Todo marchaba según lo previsto. Hasta que despertó a «la fragilidad de la vida» cuando hace ahora ocho años la pequeña Inés vino al mundo con síndrome de Down. Entonces comprendió que no podemos elegir todas las bazas pero sí la forma de jugarlas. Y Alli, que era bancario, se hizo activista: decidió que un cromosoma de más no tenía por qué significar felicidad de menos y fundó Síndrome Up, una asociación que propugnaba un cambio de enfoque en el tratamiento de los discapacitados. «Se trataba de abandonar esa visión paternalista tan en boga y centrarse en la persona, en su singularidad».

El eco de aquel proyecto se extendió pronto por toda la comunidad. Y un día recibió una llamada. Era Yolanda Barcina, presidenta de Navarra, ofreciéndole un puesto en su gobierno para que hiciera desde dentro lo que ya estaba haciendo desde fuera. «No le costó convencerme. Era la gran oportunidad que estaba pidiendo a gritos desde hacía dos años: la posibilidad de cambiar las cosas desde las instituciones. No dudé, por más que nos tocara una época dura de recortes y de ajustes. Era justo lo que quería hacer: ayudar a la gente más jodida», explica con navarra contundencia.

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31 agosto, 2017 · 20:54

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