
Isabel Rodríguez.
Nadie ha salido indemne de la gran polvareda que ha envuelto al PSOE en el último año. Pero sobre los escombros de la gestora, el tornado de las primarias y el humo del trigésimo noveno congreso, algunos emergen más enteros que otros. Y algunas. Isabel Rodríguez (Abenójar, 1981) fue portavoz adjunta con Pedro Sánchez I y lo siguió siendo -un tiempo- con Pedro Sánchez II. Ejercía de látigo parlamentario contra el PP y de guante de seda para coordinar un grupo muy castigado por las urnas y la marejada orgánica. Pero el mismo domingo de primarias enseñó en Twitter la foto de la papeleta de Susana Díaz. Y ahora ya no es portavoz adjunta, aunque a cambio se le ofreció la presidencia de una comisión tan relevante como la de Justicia. «Vivo con mucha normalidad los procesos internos. En mi partido nada me resulta indiferente y por eso me gusta tomar posición. Pero una vez hecho el proceso, hay que ponerse al servicio del partido. Entiendo el cambio, y hasta lo agradezco a título personal. Es mi materia, y además ahora tendré algo más de tiempo para mi familia». Elegante manera de encajar una purga previsible.
Isabel convence sin pretenderlo, que quizá sea la forma más directa de ascender en España. Se metió en las Juventudes Socialistas a los 15 y antes de terminar la carrera de Derecho -que pudo estudiar gracias al sistema de becas- ya era senadora, y antes de que concluyera la legislatura ya era directora general de Juventud, y enseguida fue fichada como portavoz del gobierno autonómico, antes de que la nombraran portavoz adjunta de un tal Hernando en el Congreso, donde a su juicio se juega «la Champions League de la política». Hernando no la conocía, marcó su número y acabaron coordinando juntos la oposición durante tres intensos años. También ocurrió con Sánchez. «La primera vez que hablé con él fue por teléfono. Me pidió que formara parte de su equipo. Siempre es emocionante que cuenten contigo. Pero reconozco que siempre que me han llamado para un puesto, previamente no conocía al jefe que me lo estaba ofreciendo». Meritocrática señal.