
Dos Gregorios Samsas.
Cuando la izquierda despertó, después de un sueño intranquilo, se encontró convertida en un monstruoso derechista. Coincidía con Trump y Le Pen en el coto al comercio libre, con la burguesía separatista en el levantamiento de fronteras para tocar a menos bocas -y más monolingües- en el reparto, con la Santa Iglesia en la condena de la soberanía de la mujer sobre su útero. Nuestro zurdo insecto se hallaba patas arriba, frotando quejumbroso sus élitros en el aire, tratando de voltear el rígido caparazón para volver a progresar en línea recta. Pero cuando logró girar sobre sí mismo, descubrió que ya solo era capaz de caminar hacia atrás.
¿Y por qué no retroceder, pasito a pasito, hasta las guerras imperialistas contra Marruecos provocadas por la indecencia del general Prim? ¿O hasta los cuñados de Viriato? De la guerra de Irak espere lo suyo que ya sacarán petróleo estos publicistas de Podemos. No quisiera ser brusco, pero me da que Saddam Hussein tenía las horas contadas – como Gadafi- una vez acabado su papel de mamporrero contra Irán.
Lo curioso es que Mick Jagger parezca haberse quedado un tanto viejo en su veredicto sobre los males del foro universal ¿O no? Recuerdo como su periódico de referencia, el Independent, se fue al garete por no haber querido darse por enterado de el psicodrama de la princesa de Gales ¡Sal de la tierra!