Archivo mensual: marzo 2017

Animales legislativos

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Niño entre gallo y rata: mural vegano.

Llamar legislatura a este bucle marianista de vetos y decretos quizá sea exagerar. Legislar se legisla poco, a la espera de que el PSOE se alce del lecho en que convalece para caminar hacia la luz socialdemócrata o bien para tirarse por la ventana populista. Mientras se decide, los diputados no redactan leyes que incumban a otros hombres, pero a cambio se han entregado a la ampliación de los derechos de los animales, que ya empiezan a gozar de un estatus desconocido en ciertos barrios de la India.

Poseídas de un celo franciscano, sus señorías no están dispuestas a transigir con los melindres del especismo, vestigio ideológico que venía atribuyendo a los animales racionales alguna superioridad sobre los irracionales. Dado que en la actualidad (y en la animal farm de Instagram) resultan indistinguibles unos de otros, no hay excusa para no reivindicar directamente los derechos humanos de los animales, revolución jurídica que terminará extendiendo el sufragio universal a los grandes simios, siguiendo por las aves y los reptiles y terminando por las escolopendras y otros invertebrados. ¿No propone Bill Gates que los robots empiecen a pagar impuestos? ¿Se imaginan ustedes la excitación de Montoro cuando pise Media Markt?

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17 marzo, 2017 · 11:40

Rajoy, césar de una ‘vetocracia’

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La tribuna recibiendo a su hombre.

En los idus de marzo españoles Julio César habría muerto también, pero de aburrimiento. Que es más cruel. Este miércoles coincidía la rendición de cuentas por el Consejo Europeo con la sesión de control al Gobierno, lo que alargó la matinal parlamentaria hasta llevar a varios diputados al borde de la inanición. Qué raudal de palabras, señores. Qué desafío a la noción misma de estoicismo. Red Bull debería mandar un camión cisterna en estos casos para despertar al personal. Cada cual sobrevivió como pudo: Madina hizo girar continuamente el boli, Errejón cruzó las piernas y agitó compulsivamente el tobillo derecho sobre el muslo izquierdo, Soraya se fue hundiendo en el sillón hasta desaparecer del todo, en C’s practicaron el sincorbatismo (menos Rivera y Roldán) y Antón Gómez-Reino, de En Marea, ensayó aplicadamente desde el escaño su intervención, que resultó una salmodia de enormidades como «fosa común» y «Casa de Alba», no necesariamente en la misma frase. Pero así es la pluralidad democrática que nos hemos dado, con todos sus portavoces en bucle a la espera de su momento warholiano. Muchas más mañanas como la de hoy y el golpe de Estado lo dan los de dentro.

Para Rajoy, fondista reconocido, todo esto no es más que entrenamiento. Si un día hay otro presidente -y el madroño centenario del Jardín Botánico pierde una hoja solo de pensarlo-, que sepa que su principal reto dialéctico no será aguantar la agudeza de las preguntas de la oposición, sino su número. Pero don Mariano habla en el Congreso literalmente como si estuviera en el salón de su casa, y no nos referimos a Moncloa sino a Sanxenxo. En esa tribuna de madera, que conoce a Rajoy desde que era árbol -la tribuna, no Rajoy-, uno asiste a un despliegue estupefaciente de autoestima mariana, kévlar anímico. Pronuncia «Bresit», bisbisea como quien hace calceta, explota ese raciocinio perogrullesco como de personaje de Pla que identifica verdades definitivas: «Todos queremos dinero para hacer cosas», «Europa no está tan mal», «Gastar más de lo que se ingresa en general no es bueno», «Algo haremos bien». Y te rindes, claro. Hoy un ujier me llamó la atención por no retener la carcajada. Pero no solo reímos los cronistas: lo hace toda la bancada del PP -donde Maíllo ejerce de regidor del aplauso orgánico- y buena parte de la oposición, empezando por Iglesias. Y esa es la victoria sibilina de don Mariano: cuando le dan tiempo para explayarse, acaba cuajando en el cerebro de la audiencia la pegajosa impresión de que su poder es tan natural como la gravedad o las cosechas. Sabes que lo ha vuelto a hacer cuando miras a los diputados de Podemos o Esquerra (Tardà le sacaría de nuevo su mejor y más soberana réplica) y están abismados en el iPhone.

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16 marzo, 2017 · 9:46

No habrá paz en el PSOE

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Quién es Caín, quién es Abel.

Nos han contado tantas veces el cuento de Pedro y el lobo, siendo el lobo Susana Díaz, que ahora que esta anuncia su fecha de presentación no sabemos quién se comerá las ovejas. Que nos disculpe el símil ovino la militancia socialista, que tiene bien probada su bravura votando históricamente contra el criterio de Ferraz. Ocurre que la bravura a menudo resulta incompatible con la inteligencia. Sánchez cree que ha escapado de la isla de Elba en la que le recluyeron en octubre y se dispone a reconquistar su imperio, pero creerse Napoleón no es más que el síntoma clásico de la locura. El chalado entretiene hasta que te gobierna.

El problema no es que gane Susana, que ganará en cuanto abandone los despachos y salte al terreno de juego, sino que el derrotado atice la polémica de un marcador ajustado y no acepte el acta arbitral. Al PSOE entonces le llamaremos el partido, a secas, porque no habrá sastre que lo cosa. La demora de las primarias no ha surtido el efecto disolvente del sanchismo que se buscaba porque el odio a la derecha y una cuenta de Twitter hoy bastan para resucitar a un muerto.

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13 marzo, 2017 · 12:07

Teatro culé, psicodrama blanco

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Núria Espert en «Medea».

En una de sus comedias narra Billy Wilder la resistencia a la desnazificación que la sociedad alemana ofreció a los aliados que ocuparon Berlín. La gente se había vuelto tan devota de la obediencia que cuando los americanos montaban un partido de fútbol, primero tenían que enseñar a los niños a silbar al árbitro. En la cantera del Barça, a diferencia de los patios nazis, se imparte una formación integral que no descuida materias tales como la airada expresión de disconformidad con el colegiado o el recurso a técnicas de ilusionismo para encarrilar remontadas improbables. Los jugadores que no vienen instruidos de La Masía, caso de Luis Suárez, son rápidamente aculturados en la tradición dramática local, de modo que sepan interpretar con excelencia su papel en el momento preciso.

Descartada en el acta arbitral la perforación de glotis del delantero uruguayo, por la que se temió seriamente a la vista de las imágenes, solo cabe aducir talento teatral, astigmatismo arbitral o ambos. Otro recelo nos llevaría a imputarle al señor Deniz Aytekin, referí del polémico encuentro, un chalet en Pedralbes del que no tenemos más indicios que la euforia azulgrana. Como sea, el Barça está en cuartos, el PSG hizo un partido en el que la Fiscalía advierte materia penal para entrar de oficio y la parte legal de la remontada quedará en los anales con el merecimiento propio de las gestas limpias.

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El bueno (Herrera), el feo (Rivera) y el malo (Millet y Montull)

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12 marzo, 2017 · 19:16

Nostalgia de ‘mili’ no hecha

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Una ‘mili’ cualquiera.

Animado por el ejemplo de Suecia, un juez de menores de Granada ha pedido que España recupere la mili. Don Emilio Calatayud no es un facha desorejado: el franquismo imponía castigos bien poco imaginativos en los que la obsesión del escarmiento social anulaba la fe en la enmienda personal. En cambio, al gamberro que va por ahí quemando papeleras Calatayud lo sentencia a trabajar una semana con los bomberos; o a un conductor borracho le prescribe una jornada de conversación con parapléjicos y sus familiares, al término de la cual debe presentar una redacción con sus impresiones. Yo a esto lo llamo progresismo judicial, más atento a la reforma que a la represalia. El gobierno que ha restaurado la mili en Suecia no está formado por arios belicosos sino por una coalición de socialdemócratas y verdes. Lo que nuestro juez propone -con mucha sorna- es una suerte de campamento militar de dos meses para todo español pubertoso, ellos y ellas, y de uno a dos años para el nini descarriado. Una encuesta en redes planteada por Europa Press ha cosechado altos porcentajes de apoyo a la propuesta.

Pertenezco a la primera generación de españoles exonerados de la mili por la gracia de Aznar, quien a su vez satisfacía una cláusula de Pujol sellada en el Majestic. Era una época exótica en que el PP cumplía los pactos suscritos con partidos nacidos en Cataluña. La carta de reclutamiento llegó a casa: yo tenía 17 y cursaba COU, porque junto con la mili también me libré de la LOGSE. Solicité prórroga por estudios en la oficina de reclutamiento de la calle Quintana y nunca más fui llamado a filas, cosa que confieso no sin un pellizco de decepción. Hasta el pacifista más jamaicano siente un orgullo momentáneo cuando su país le considera suficientemente útil como para defenderlo.

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10 marzo, 2017 · 11:26

El marianismo o la velocidad estática

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Cuando te hacen un ‘simpa’.

La legislatura va tomando velocidad de crucero, pero de crucero marianista, una marcha tan sutil que apenas se distingue del estatismo. En cubierta suceden cosas, se canta a favor de la igualdad entre hombres y mujeres o se anuncia la decidida voluntad de caminar hacia pactos que acuerden el consenso del entendimiento, pero bajo el casco los motores del BOE crían algas. A la Europa de dos velocidades don Mariano piensa añadir la España de las cuatro estaciones, porque lo único que avanza aquí es el ciclo cósmico que pasa del invierno a la primavera. Y eso porque el movimiento de traslación de la Tierra no depende todavía de Fomento.

Por ejemplo. Rivera recuerda a Rajoy que firmaron un documento que estipula una comisión parlamentaria sobre la financiación ilegal del PP. Rajoy responde que estamos trabajando en ello, que ya discutiremos si la comisión a la que usted hace referencia se celebra aquí o en el Senado, igual que podemos discutir sobre la estiba o el 4-3-3, y que en todo caso en la vida no hay que obsesionarse con el pasado, que mira lo que le pasó a la mujer de Lot. Por debajo de cachaza tan fastuosa bulle cierta preocupación: PSOE y Podemos están dispuestos a apoyar a C’s y forzar la investigación parlamentaria, así que el PP planea diluir su vergüenza con B contraprogramando otra comisión en el Senado, donde tiene mayoría absoluta y donde ya no se hablaría solo del PP sino de todos los partidos, sin descartar a Lerroux ni a Sagasta.

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9 marzo, 2017 · 9:23

La democracia sentimental

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Stuart Mill. Un liberal leyendo es el colmo de la subversión.

Manuel Arias Maldonado (Málaga, 1974) no es un politólogo sino un filósofo político. La diferencia entre ambos oficios es la misma que separa al interiorista del arquitecto. Arias es un académico cuya kantiana ambición es toda la que quepa en la consideración científica de la política. Su trabajo trasciende el corral patrio para dialogar con homólogos extranjeros sobre desafíos estructurales de la democracia occidental. Cabe resumirlos en uno: el giro afectivo que alienta en la emergencia de populismos, identitarismos y otros ismos primiseculares. Este libro es el acta más exhaustiva que se ha levantado sobre la sentimentalización de la política, y no solo porque conste de 71 páginas de aparato crítico.

El optimismo ilustrado ha sido desmentido por los últimos descubrimientos de la neurociencia (por si hiciera falta alguna prueba añadida al mar de sangre del siglo XX). No somos lo que los ilustrados creyeron que seríamos. En realidad nunca fuimos racionales. Somos sujetos postsoberanos en quienes la emoción suplanta sistemáticamente a la razón en la toma de decisiones. Cuando el establishment amenazado por el populismo de izquierdas o de derechas parece refugiarse en el despotismo ilustrado o cuestiona el sufragio universal, el autor propone partir de la aceptación de nuestra condición para mejorar la democracia sin sustituirla ni por el elitismo ni por la revolución.

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6 marzo, 2017 · 14:39

¿Bódalo, otro Gramsci?

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Che Guevara de botijo y alpargata.

Llevaba un tiempo Podemos sin hacer eso que llaman marcar la actualidad, o sea, hablarle a un leño, montarle una cacería tuitera a un periodista crítico, beberse una pepsi en lugar de una maléfica coca cola o dejar sin aplauso parlamentario a un invitado del Gobierno. Nueva política, o sea. Así que don Iglesias se puso a cavilar cómo recuperar la iniciativa, toda vez que la opinión de Errejón cría telarañas en el gallinero y que el feminismo de Irene no da para más. Necesitaba algo contundente y entonces pensó en Bódalo, cuya contundencia no admite dudas desde que quedó avalada por los tribunales.

Que Pablo Iglesias se baje al penal de Jaén a saludar a un camarada es un plan de finde tan plausible como llevar flores a la tumba de tus deudos. Más discutible nos parece que pretenda convertir al preso en el Gramsci del 78, un titán de la lucha de clases que estaría en el trullo «por hacer sindicalismo» y no por tener la mano tan larga al menos como su intestino. Al concejal de Jaén en Común, terror de las confiterías más que de los latifundios -sus asaltos a supermercados siempre nos infundieron la sospecha de que planeaba merendar gratis-, no solo le separa del autor de los Cuadernos de la cárcel un cuerpo mejor alimentado, sino sobre todo una mente trágicamente desnutrida. La que le susurra que la justicia social se alcanza a hostias. La última la recibió un concejal socialista, pero ya acumulaba tres condenas por destrozar una heladería de Úbeda donde despachaba una mujer embarazada, por agredir a varios policías durante un asalto a la Consejería de Agricultura y por zurrar a un discrepante durante un acto de Amaiur.

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6 marzo, 2017 · 10:49