
La historia de Miguel Ángel Blanco no empieza en Ermua sino en Mondragón, a orillas del río Deba, en el podrido subsuelo de la nave industrial donde Ortega Lara fue enterrado en vida y rescatado tras 12.768 horas exactas de agonía. Hoy ese lugar es un almacén abandonado de propiedad municipal, comido por la maleza y regado de cristales rotos. En la puerta metálica hay una rojigualda tachada y una pintada que injuria al sindicato Jusapol. Junto a la nave han construido un área infantil con columpios, y si uno permanece allí el tiempo suficiente oirá cantar a un gallo y reír a algún niño, sonidos impertinentes allí donde un hombre fue torturado. Pero el ayuntamiento no se limitó a comprar este siniestro edificio: desactivó su potencia pedagógica rellenando el zulo con hormigón. Hoy no es posible ver el agujero donde fue recluido el funcionario de prisiones. De eso se trataba y de eso se sigue tratando en Euskadi: de recordar o de olvidar.
Leyendo «No digas nada» de Radden Keefe , cuyo título tiene armonios fácilmente perceptibles con «Ojos que no ven»·, entre otros los que apuntan al amedrentamiento y la electroconvulsión de sociedades enteras desde hace ya más de medio siglo, uno sigue con curiosidad la técnica del autor para desplegar el drama: la desaparición de una mujer, madre de famlia numerosa, tras cometer la cipayada de llevar un cojín a un soldado que se andaba desangrando en su bloque de apartamentos (El tal bloque aparece en las guardas del libro y dijérase Vladivostok o Metrópolis -la chunga- más que el occidente). Por allí circulan desde la terrorista chic con fotos de papparazzi italiano -qué osada- hasta pastiches de Quico el progre llamados Gerry Adams. Y lo que cuenta, para qué voy a decir otra cosa, ya lo sabemos.. Hasta que al final aparecen los restos de la mujer. Todavía está por ver si con los cambios demográficos -demoscópicos – los asesinos consiguen tornar ‘el relato’, alli también y darle la vuelta. De momento en el parlamento europeo están esa mujeres -Pagazaurtundúa, San Gil, la Ordóñez- .admirables que tienen memoria . Que duren y prosperen