
Podemos citar a Churchill hasta que su noble cráneo se revuelva en la tumba, pero no hay en Putin acertijo ni misterio ni enigma. Putin es un psicópata dentro de un nacionalista envuelto en un nostálgico de la URSS. Separar sus tres capas mentales importa poco y no aclara nada, porque sus hechos hablan a gritos por todas y cada una.