
Aunque sus memorias tienen tres tomos, su mejor obra se titula Constitución de 1978. A ningún diputado constituyente debe tanto nuestra Carta Magna como a Alfonso Guerra,azote de la derecha y conciencia crítica de una izquierda que se ha olvidado de la igualdad. De la Covid ya le han vacunado, pero el virus de la política en él no tiene cura. Por suerte.
Viajemos a 1978. Cuadernos para el Diálogo publica España y su futuro de Felipe González, con un prólogo escrito por usted trufado de referencias a la libertad, asociada al PSOE. El lema era: «Socialismo es libertad». ¿Se ha dejado arrebatar la izquierda ese valor en Madrid?
La campaña de Madrid ha sido insólita. Desde la derecha el dilema era comunismo o libertad y desde la izquierda el dilema era democracia o fascismo. ¿Pero en qué país viven estos? Es un planteamiento completamente absurdo elaborado sobre imágenes de gurús. ¿Es posible que no se traten los problemas que afectan a la gente, que son muy graves, y dedicarse a discutir de libertad, democracia, fascismo? Intelectuales firmando manifiestos y diciendo que en Madrid han vivido en un infierno. ¿Pero dónde estaban metidos? Lo que pasa es que todo es conquista del poder, y si el gurú te dice que tienes que decir la chorrada más grande, que eso funciona, pues la dices.