Archivo mensual: abril 2020

La Champions de la desescalada

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Un día menos.

Nadie quiere decir que el Gobierno está exactamente como parece que está, porque produce vértigo. Pero al menos el periodismo debería decirlo. La verdad es que la fábrica de señuelos verbales anteriormente conocida como sede del Ejecutivo ha puesto en circulación un plan marxiano -por Karl, porque la desescalada es el opio del pueblo, pero con la claridad contratante de Groucho– perfilado en las cuatro horas siguientes a que el jefe de propaganda laminase el de Teresa Ribera. Que al parecer no le sonaba bonito. De modo que la desescalada es la enésima farsa sanchista porque no hay mapa serológico, porque nadie moralmente responsable y científicamente asistido desconfina a la población con 300 muertos al día, porque no se presentó en el Congreso como hace cualquier democracia parlamentaria, porque el resto de partidos -incluyendo los que sostienen al Gobierno- se enteraron por la tele, porque Moncloa hace dos años que solo sabe planear campañas de destrucción del adversario, porque el escorpión no sabe hacer otra cosa que picar a la rana y hundirse con ella. Por todo eso no hay plan digno de ese nombre, sino una moneda al aire para que los confinados aburridos de lo de Merlos la miren dar vueltas unos días más. Y cuando caiga en la palma de Sánchez ya nos informará el No-Do de Oliver si ha salido la cara de la libertad o la cruz del rebrote.

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29 abril, 2020 · 14:25

Lágrimas de políticos

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Dolorosa.

La política siempre ha cribado a los sinceros. Siempre ha exigido del aspirante algún talento para la corrupción. No ya la corrupción banal del dinero sino principalmente la de los sentimientos: los propios y los del pueblo al que se dirige. El político guarda una relación poco escrupulosa con la verdad porque la verdad es un poliedro hecho de matices y los matices segmentan al público. Nuestras sociedades cada vez más complejas demandan del político una simpleza creciente. La simpleza es uno de los rostros de la mentira. Y no hay nada más simple que la imagen de una emoción. «El votante primero se emociona y luego piensa», por decirlo con Iván Redondo.

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28 abril, 2020 · 11:00

Calienta que sales, español

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Confinados.

Hay que ver qué bien se confina el español. Soporta con senequismo el encierro más largo y estricto del mundopese a los resultados más desmoralizadores del mundo. Para romper esta disciplina prusiana hace falta ir como el alcalde de Badalona.

Oímos estos días encendidos elogios a la cívica mansedumbre de un pueblo al que el tópico quiere bravo como el toro. Aquí no hay libertarios que salgan con la segunda enmienda en la boca y el Winchester en la mano a pagar el estúpido precio del contagio a cambio de una romántica autonomía; aquí solo hay tímidos pensionistas que empiezan a asomarse a los medios a decir que serán ancianos pero no imbéciles, que ya saben lo que hay fuera y que si les permiten salir a pasear sabrán cuidarse como han cuidado de la generación que hoy ejerce el mando. Si el latín define al imbécil (im-becillis, diminutivo de baculum) por la falta de bastón, alguien sin apoyo para sostenerse y avanzar, parece evidente que los imbéciles etimológicos están en el Gobierno y no en la sociedad. Sujetos tan fatuos que se dirigen a los ciudadanos como si fueran infantes -etimológicamente: los sin voz-, convencidos de su inmunodeficiencia moral porque solo ella justifica el sometimiento. La premisa del populismo dicta que el pueblo siempre es inocente porque así siempre necesitará un conductor, aunque cojee. Sin responsabilidad para qué la libertad, según reconoció el ídolo genocida del ministro de Consumo. Por eso se les ve felices encadenando estados de alarma, momento schmittiano donde el mediocre arribista puede sentirse soberano. Imbécil y debacle, por cierto, comparten etimología.

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26 abril, 2020 · 22:43

Del bulo al ‘budó’

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Pandemia.

Dice una Budó, portavoz de un empleado del Estado a punto de que el Estado termine de inhabilitarlo por delincuente, que una república catalana no tendría tantos muertos ni tantos infectados. A esta hora no he oído aún a ningún miembro de este Gobierno combatir el bulo territorial con el mismo celo que nuestro generalato declara contra el clima digital. Se trata además de un bulo al cuadrado, el producto de dos infecciones sumadas: la del nuevo coronavirus y la del viejo nacionalismo. Se trata de un superbulo al que llamaremos un budó.

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21 abril, 2020 · 10:14

Máscaras bajo tierra

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Iberia sumergida.

El tren irrumpe en escena como salido de la película de los Lumière. El confinamiento es una fuente de realismo mágico que restaura un mundo primordial, antiquísimo, previo al coronavirus, cuando las cosas se acababan de inventar y aún no tenían nombre. Así, una estación del metro de Madrid ofrece hoy en hora punta el espectáculo inédito de un andén vacío y demudado. Cuando un brusco traqueteo anuncia la llegada del convoy y su morro picudo asoma por un extremo del túnel, estamos tentados de señalarlo con el dedo para poder identificarlo.

Madrid encuentra en su red de metro uno de sus orgullos más fundados. Extensa, renovada, eficiente. Bajo la pandemia sigue mostrándose a la altura de su reputación, pero nos preguntamos si el derroche está justificado cuando en el interior de sus vagones se cuentan las cabezas enmascaradas como los postes de teléfono en la llanura castellana. Cada tres o cuatro minutos llega puntualmente el metro, se sube nadie, se baja uno o ninguno, suena la bocina y reemprende su marcha melancólica hacia otra estación desierta. Quizá no solo sea bueno que el metro de Madrid conserve su cadencia suiza sino que quizá sea balsámico. Ojalá todo el Estado funcionara como el metro.

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20 abril, 2020 · 11:18

Se despueblan los guindos

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Infantería.

Confesaré un secreto regocijo en medio de este desastre. Como otros llevan un diario de la pandemia -algunos terapéuticos, la mayoría víricos-, yo llevo una contabilidad privada de las deserciones mediáticas en el sanchismo. Cada día cae una nueva palada de muerte y de ruina sobre nuestras confinadas cabezas y cada día anoto yo una nueva baja en la fiel infantería del poder. Años de sacerdotal entrega al periodismo de opinión me han avezado la sensibilidad para detectar las sutiles señales del desamor de tertulia, los tímidos repliegues del fervor tuitero. Uno llega a desarrollar un oído de delfín para captar los ultrasonidos que anuncian una mutación en la opinión pública, la señal que autoriza la defección y decreta que ya no es de fascistas criticar a este Gobierno. Hacerlo incluso desde la tele, que es donde abrevan las masas horizontales y por tanto donde más se sienten las presiones verticales. La veda ha debido de abrirse ya, porque las ovejas que se creen pastores empiezan a balar en consecuencia.

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20 abril, 2020 · 11:05

¡Pedro, Pedro, encadénanos!

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Madera de autócrata.

Al final el pobre Sánchez no va a tener más remedio que aprovechar la pandemia para instaurar una autocracia. Se lo está pidiendo el pueblo español a gritos, dice Tezanos en esa carta del tarot pagada con nuestros impuestos que antes llamábamos barómetro del CIS. En ella el partido culpable de la peor gestión por número de muertes del planeta le saca diez puntos a la oposición. Y en ella dos de cada tres españoles ruegan a Sánchez e Iglesias que los salven de sí mismos, de esa estúpida credibilidad que les lleva a zamparse bulos reaccionarios como indios precolombinos que cambian el oro de su confianza por el cristal coloreado de la posverdad. Los encuestados suplican que se les expropie la libertad de información y la centralice papá Estado, igual que a los niños se les tapan los enchufes, no se vayan a llevar una descarga.

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16 abril, 2020 · 10:16

Una pandemia de cursilería

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Un cursi.

La cursilería debería ser la próxima víctima del coronavirus. No lo es todavía, conectada como está a los respiradores artificiales de la política sin moral y del periodismo sin independencia. Porque la cursilería es el condimento de la propaganda, la levadura que infla el discurso desmigado de Moncloa hasta que un globo de cháchara tape una ringlera de ataúdes y un cerro de negligencias. La retórica de Sánchez estos días es hija ilegítima de un Churchill comprado en los chinos con una miss universo recién coronada. Guerra y amor, Marte (bufo) y Venus (recauchutada), el enemigo letal contra que el presidente nos enrola cada finde a toque de corneta y los ángeles sanitarios a los que, a falta de mascarillas, les entrega su más sentida gratitud.

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14 abril, 2020 · 11:57