
Pandemia.
Dice una Budó, portavoz de un empleado del Estado a punto de que el Estado termine de inhabilitarlo por delincuente, que una república catalana no tendría tantos muertos ni tantos infectados. A esta hora no he oído aún a ningún miembro de este Gobierno combatir el bulo territorial con el mismo celo que nuestro generalato declara contra el clima digital. Se trata además de un bulo al cuadrado, el producto de dos infecciones sumadas: la del nuevo coronavirus y la del viejo nacionalismo. Se trata de un superbulo al que llamaremos un budó.