
Un humanista.
El Papa regresa de El Cairo después de recordarle al gran imán que la caridad es «el único extremismo que se permite a los creyentes». Lo dijo en Al Azhar, lugar al que llaman universidad, más bien la catedral del islam suní. No presumo: tampoco es que en Políticas de la Complu se use mucho la razón. Yo celebro las palabras de Francisco; el problema es que las celebre también el imán Al Tayeb, en vez de comprometerse a desautorizar la intransigencia de algunas fatuas dictadas desde Al Azhar.
Que no todos los musulmanes son terroristas es una obviedad insuficiente; falta secar la fuente textual de la herejía terrorista. Falta que los propios imanes condenen la literalidad de los versos violentos del Corán, igual que los papas han ido reinterpretando en un sentido espiritual los pasajes más incendiarios de la Biblia. Falta que el islam retorne a Averroes, donde se detuvo su ilustración y de donde partió la de Tomás de Aquino.
El obispo de Roma es un diplomático antes que cualquier otra cosa. Parece que la palabra ‘diplomático´ no goza de buena reputación en nuestro idioma (¡esos ‘sepulcros blanqueados’ que se le aparecían a Quevedo en la persona de un clérigo italiano!), lo que aparte de serias limitaciones en el carácter nacional ilustraría nuestra falta de caridad hacia esos coptos que necesitan la visita papal desesperadamente