
Wanted, según la FIFA.
La FIFA, esa organización investigada por el FBI, ha sancionado al Real Madrid para que nadie piense que no hace su trabajo, caiga quien caiga y cueste lo que cueste, que en el caso de la FIFA suele incluir sobrecoste. Entre los niños que busca proteger la FIFA con su ejemplar sanción se encuentran los hijos del entrenador del Real Madrid, apellidado Zidane. Lo que ocurre es que en la lista fiscalizada por la FIFA figuraban con el apellido de la madre, Fernández, razón seguramente de que los sabuesos papistas de la organización investigada por el FBI no repararan en que estaban defendiendo a los niños de sus propios padres. Pero hay que disculpar a la benemérita organización futbolera, pues cuando a uno le pinchan los teléfonos acaba desconfiando hasta de la relación entre padres e hijos.
Lo cierto es que si la prensa no está pidiendo la cabeza de Florentino con la indignación acostumbrada se debe seguramente a que primero el Barça y ahora también el Atleti cayeron igualmente bajo la insobornable lupa fifera: mal de muchos, consuelo de igualitaristas.
Lo previsible es que el Madrid pida ahora la suspensión cautelar de la sanción para hacer en un verano la inversión que tenía pensado hacer en dos, y mientras tanto se esforzará -no sin un punto de compunción- por que los hijos de Zidane hagan sus tres comidas diarias y duerman en un colchón.