El editor de LEER, entusiasta y temerario Borja Martínez, tuvo la ocurrencia quizá orwelliana de convocarnos a Juan Soto Ivars y a mí en un coloquio virtual en Whatsapp bajo su batuta moderadora. Fue el pasado 12 de enero y yo entonces aún no había fichado por El Mundo, de modo que técnicamente éramos compañeros de El Confidencial. La cosa fue divertida, tengo que reconocerlo, más allá de que sienta un precedente terrible que podría terminar con varios géneros periodísticos y al menos un par de sectores industriales, amén de la paciencia más franciscana.
Os dejo el experimento, que quizá sirva para saciar algunas malsanas curiosidades.