
Se guardó un minuto de perfecto silencio por el desastre del pesquero gallego en Terranova. Que lo único que una ya a nuestros políticos sea un naufragio resulta suficientemente elocuente como para insistir en la metáfora. En cuanto sus señorías recuperaron la voz se reanudó la partida infinita de los tahúres que tratan de salvar sus apuestas desesperadamente.