Antifa antes que madre

Una antifa madre -por este orden- cuenta en Twitter su desgracia: ha encontrado una pulsera de Vox con la bandera de España en un cajón del cuarto de su hijo. Lo primero que le ha pedido el cuerpo ha sido escandalizarse ante las legiones de desconocidos de una red social caracterizada por la kilométrica distancia desde la que se emiten los juicios más sumarios. A esta usuaria antes que antifa y a esta antifa antes que madre la mueve una pulsión digital que los anglosociólogos tienen ya diagnosticada: virtue signalling (postureo ético, recomienda la Fundéu). Vivimos en un mundo abierto de par en par a la mirada del otro que forma una hilera de egos yuxtapuestos y solitarios conectados por la ansiedad de la anuencia. Pasamos horas en las redes en pos de la aprobación de usuarios a los que no conocemos sino a través de una identidad compartida. Pero cuando exhibir esa militancia abstracta importa más a una madre que proteger la privacidad de su hijo, cuando alardeas ante tus seguidores con triangulito rojo -el sello de la discoteca antifascista que se enseña al entrar- de que serás capaz de echar de casa a ese Adolfito en ciernes si continúa por la senda fascista, entonces contemplamos aterrados la victoria de la ideología sobre la biología.

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16 octubre, 2021 · 17:53

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