
Cómo no va a tener éxito El juego del calamar si es una traducción perfecta de la mente populista a la narrativa audiovisual, y nadie cuenta cuentos mejor que un populista. El populismo no es una ideología y ni siquiera una estrategia; no es una oferta de soluciones simples a problemas complejos ni tampoco el cultivo calculado del antagonismo entre élites culpables y pueblo engañado. Es más bien el conjunto kantiano de condiciones perceptivas que determinan el juicio de los votantes asustados. El miedo es la premisa emocional del populismo; por eso el primer deber del líder o del partido populista es identificar la clase de amenaza que se cierne sobre su audiencia: la casta, el globalismo, las eléctricas, los inmigrantes, el hombre blanco, la mujer pantera, los fondos buitre, los burócratas europeos. Si el público acepta la premisa narrativa, el pacto de ficción queda sólidamente establecido y la trama empieza a fluir, con sus héroes, sus villanos y su carne de cañón.