
No era por los abucheos del Doce de Octubre por lo que a Sánchez le temblaba la mano que sujetaba el papelito donde tenía apuntadas las respuestas a la oposición. A Pedro el Abucheado solo le hace temblar la idea de perder el poder, y su poder hoy por hoy no depende de los decibelios de la calle sino de los votos del Parlamento. De unos más que de otros. Por ejemplo del PNV, que fue quien le puso en La Moncloa con aquella moción de censura a Rajoy de la que los muchachos extractivos de Aitor Esteban por momentos parecen arrepentirse.