
Hasta la irrupción de María Jesús Montero en la escena política, todos pensábamos que el euskera era la única lengua no indoeuropea que se hablaba en España. Hoy sabemos que a nuestro ya complicado mapa idiomático debemos añadir un nueva riqueza: el monterés. Se trata de una variante dialectal de un solo hablante conocido que además ocupa el Ministerio de Hacienda y la portavocía del Gobierno.
Como solo lo habla ella, nadie más puede entenderla. Pero no por eso deja de aplaudirla la bancada socialista, que en la tarde de este miércoles pasó verdaderos apuros tratando de identificar el momento propicio para batir palmas en medio de semejante hemorragia agramatical, burbujeante puchero de anacolutos, agresiones al diccionario, luxaciones fonéticas y homenajes involuntarios a la parla de los sioux. Algo así es el monterés. María ¡Jau! Montero, tesoro de la etnografía.