
El departamento de cursilería vírica de Iván Redondo propagó este lunes, Día de la Hispanidad, un vídeo que al menos se atrevía a decir la palabra España, lo que quizá sea lo máximo que cabe esperar. El cliente de Redondo se apresuró a tuitearlo antes de dirigirse al desfile en un Madrid al que acaba de someter arbitrariamente al estado de alarma, cabalgando así una mañana más la contradicción fundamental en que consiste el sanchismo: un matonismo sonrosado, un progresismo de tribu y estaca.