
La pinza que nos aprieta.
Para el votante de Vox es difícil de aceptar que el partido que le gusta, el partido de las verdades del barquero que no verás en los medios, el de los españoles aguerridos que se baten contra la asfixia progre… constituya precisamente el mejor aliado de la asfixia progre. Su garantía de permanencia en el poder. Sé que para el voxero esta afirmación es contraintuitiva, incluso aberrante. Pero es así. A más Abascal, más Sánchez.
Llevamos dos años explicándolo pero lo haremos una vez más: Vox fragmenta el voto de la alternativa al sanchismo y moviliza a la izquierda. Es la única razón -el miedo a Vox de una mayoría de españoles ubicados en el centroizquierda- de que el personal termine votando con pinzas a alguien como Sánchez. La ley electoral y la sobredimensión nacionalista se encarga del resto. Así que mientras Vox se empeñe en seguir al dedillo contra el PP el mismo manual de Podemos contra el PSOE, consolidará a Sánchez en Moncloa como Iglesias prolongó la vida útil de Rajoy. Por eso esbozó una unánime sonrisa la bancada socialista, arrejuntada en pleno norcoreano, cuando Abascal anunció la moción de censura para septiembre.