Archivo mensual: julio 2020

Sánchez pone el ruido, Abascal la furia

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La pinza que nos aprieta.

Para el votante de Vox es difícil de aceptar que el partido que le gusta, el partido de las verdades del barquero que no verás en los medios, el de los españoles aguerridos que se baten contra la asfixia progre… constituya precisamente el mejor aliado de la asfixia progre. Su garantía de permanencia en el poder. Sé que para el voxero esta afirmación es contraintuitiva, incluso aberrante. Pero es así. A más Abascal, más Sánchez.

Llevamos dos años explicándolo pero lo haremos una vez más: Vox fragmenta el voto de la alternativa al sanchismo y moviliza a la izquierda. Es la única razón -el miedo a Vox de una mayoría de españoles ubicados en el centroizquierda- de que el personal termine votando con pinzas a alguien como Sánchez. La ley electoral y la sobredimensión nacionalista se encarga del resto. Así que mientras Vox se empeñe en seguir al dedillo contra el PP el mismo manual de Podemos contra el PSOE, consolidará a Sánchez en Moncloa como Iglesias prolongó la vida útil de Rajoy. Por eso esbozó una unánime sonrisa la bancada socialista, arrejuntada en pleno norcoreano, cuando Abascal anunció la moción de censura para septiembre.

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29 julio, 2020 · 16:20

El escrache bueno

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Escrache bueno para Podemos.

No se le puede negar a Podemos vocación pedagógica: explican la política para tontos. Su fe en la estupidez de la gente a la que se dirigen es infinita, porque para cerrar el círculo de su lerda pedagogía deben imaginar a sus votantes como cretinos de baba y consigna. Armado con esa fe uno puede, si no mover montañas, al menos mudarse a una de ellas; en concreto a la sierra de Guadarrama, donde se ubica Galapagar.

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28 julio, 2020 · 10:34

El síndrome de Gauguin

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Tita, hijo y Gauguin.

Viene un tiempo feo sin síndrome de Stendhal pero con síndrome de Gauguin, aquel pintor francés que se tomó verdaderamente en serio la crisis de los cuarenta. Gauguin, se nos dice, dejó una vida de corredor de bolsa sobre el alienante asfalto de París para entregarse al arte por el arte en el edén polinesio. Podríamos verle como un sucesor de Thoreau, solo que sin puritanismo, o como un precursor de Greta Thunberg, solo que con talento. Lo que se nos oculta es que Gauguin no encontró precisamente la felicidad en las paradisíacas islas Marquesas, donde murió sifilítico perdido, abandonado por los marchantes y deprimido hasta el intento de suicidio. Así que el síndrome de Gauguin no debería servir para alentar el deseo infantil de retroceder al confort uterino cuando el adulto alcanza el arduo ecuador de una vida secuestrada por el capitalismo, sino para advertir de que esa huida puede acabar en un infierno peor que el purgatorio del que se pretende escapar cuando el problema lo tiene el afectado y no su entorno. Son innumerables las novelas y películas escritas con este argumento, por no hablar de los beneficios que esa garrafal pulsión emancipatoria ha reportado a los concesionarios de coches pintureros y a los bufetes de abogados matrimonialistas.

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26 julio, 2020 · 22:38

Por quién aplauden los comparsas

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Corea.

Los españoles ya venían preocupados, pero ahora que han visto al coro norcoreano romperse las manos aplaudiendo al timonel lo están mucho más. Cualquiera que conserve la vergüenza y el criterio no ve en la imagen del recibimiento -¡advenimiento!- en Moncloa o en el Congreso la gratitud que una nación atribulada profesa a su salvador, sino el alivio coyuntural de una casta de desesperados al rescate de sus propios cargos. Qué mal lo han tenido que ver -qué mal lo siguen viendo- para que sus señorías acepten el papel de requetés de lista cerrada en semejante No-Do de posguerra.

Si el acuerdo europeo es bueno, la manera más directa de sospechar de su bondad es que Iván Redondo necesite montarle una coreografía. La estafa se verá mejor el 1 de octubre, el día después de que expiren los ERTE y una ola de españoles confusos se precipite al paro que hoy les esconden. Pero octubre para el sanchismo es un plazo geológico, estrictamente inconcebible. No sabe cómo sobrevivirá a mañana como para pensar en otoño, amigos.

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22 julio, 2020 · 16:52

Señoritos de mierda

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Un escritor honesto.

Cuando una pija marxista de tantas como sigue expidiendo la universidad española -y más en Barcelona- se acercó a Marsé para revelarle que Últimas tardes con Teresa era en realidad un ajuste de cuentas con la burguesía opresora, el escritor ensayó una educada negativa.

-Pues yo no lo creo… Quizá de forma inconsciente se me ha escapado algo, pero…

-No, no. La hemos estudiado a fondo y ajusta cuentas con la burguesía. Está claro.

Entonces, como siempre que la clase privilegiada le daba lecciones, se calentó:

-Mira, nena. Te voy a decir qué fue lo que me inspiró. Yo siempre he querido follarme a una chica rubia de ojos azules como tú. Pero como soy feo, he tenido que escribir esta novela para embellecer mi mundo. De haber podido follarme a alguien como tú, no la habría escrito.

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21 julio, 2020 · 10:31

España entre dos fuegos

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Rito.

Del fuego nacieron a la vez la gastronomía y la literatura. La tribu se sentaba en torno a la hoguera sagrada y escuchaba la historia mítica de su pueblo contada por un politólogo en taparrabos. El fuego donde habían asado la cena danzaba al ritmo de la narración. Como en un cine prehistórico, las palabras proyectaban sobre aquella pantalla llameante las epopeyas y las tragedias de un pasado compartido. Y así iba moldeándose una conciencia colectiva que los identificaba.

Pasaron los milenios, la dieta se fue refinando, las ideas también y se acabó inventando la democracia representativa. Pero el fuego no ha perdido su misterioso poder de evocación, su potencia simbólica, su utilidad ritual. La antorcha olímpica pasa de mano en mano cada cuatro años y el tributo al soldado desconocido arde en los monumentos patrióticos de cien capitales. Podríamos decir, de hecho, que la historia reciente de España asciende de las cenizas de dos pebeteros. Uno festejó la epopeya del progreso y otro, 30 años después, ha consumido las energías de nuestro mayor trauma desde la Guerra Civil.

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20 julio, 2020 · 11:12

Respetarás a Zidane

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La estrella.

«Que le critiquen los que quieran, que nosotros seguiremos ganando títulos». Lleva muchos años Florentino Pérez disciplinando al forofo que le habita, pero con la Liga de la pandemia en la vitrina y preguntado por Zidane, no pudo contenerse. Es sabido que el presidente del Madrid tiende a considerar que la figura del entrenador está sobrevalorada, pero a ningún entrenador ha concedido tanto autogobierno como a Zidane, soberano de sus impredecibles alineaciones. Quizá porque no le considera algo tan pedestre como un entrenador de fútbol sino, literalmente, una «bendición del cielo».

Pero si así habló Florentino es porque Los Que Saben De Fútbol -saber de fútbol: qué ordinariez- se han pasado toda la temporada tratando de minusvalorar al francés. Gestor de vestuarios, alineador, ex futbolista, el de la flor, sin estilo definido, parco en titulares. Perdónales, Zizou, porque no saben lo que dicen, aunque cobren por decirlo.

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17 julio, 2020 · 11:06

Autonomías Confederadas

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Aliado del PSOE.

Nada más melancólico que un jacobino español. Heredero de la Revolución francesa, el jacobino defiende el centralismo republicano: un Estado fuerte e igualitario edificado sobre las ruinas de las privilegios históricos que ostentan las élites territoriales de toda vieja nación. Desde que en Francia esa utopía se hizo realidad a un precio nada módico en litros de sangre, la izquierda es jacobina y la derecha es tradicionalista. Hoy diríamos nacionalista.

Pero en España las ideas no evolucionaron de forma tan académica. La CEDA cumplía con la norma regionalista del conservadurismo convencional, pero el franquismo embutió a la derecha en el uniforme imperial del falangismo: una, grande y libre. Así que a medida que la derecha se hacía centralista a la fuerza, la izquierda se enajenaba con el narcisismo de la diferencia. Y hoy, en nuestra turulata opinión pública la filiación ideológica ya no depende de la conciencia de clase o los intereses materiales, sino de la identidad territorial y su folclore simbólico. En España ahora eres de izquierdas si empatizas con la autodeterminación fiscal de los burgueses de periferia y eres de derechas si celebras el mestizo libertinaje de Madrid. La izquierda española realmente existente, la de Sánchez e Iglesias, no es un proyecto nacional sino una amalgama de recelos identitarios que erosiona más y más el basamento de la democracia moderna, que es la igualdad entre ciudadanos racionales. Tanto mendigaron PSOE y Podemos la bendición nacionalista para aislar a la derecha que los nacionalistas, viéndoles de hinojos, hicieron lo que saben: robarles los votos después de la cartera. La nación, aunque sea ficticia, ha engullido a la clase, aunque sea trabajadora.

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14 julio, 2020 · 10:16