
Corea.
Los españoles ya venían preocupados, pero ahora que han visto al coro norcoreano romperse las manos aplaudiendo al timonel lo están mucho más. Cualquiera que conserve la vergüenza y el criterio no ve en la imagen del recibimiento -¡advenimiento!- en Moncloa o en el Congreso la gratitud que una nación atribulada profesa a su salvador, sino el alivio coyuntural de una casta de desesperados al rescate de sus propios cargos. Qué mal lo han tenido que ver -qué mal lo siguen viendo- para que sus señorías acepten el papel de requetés de lista cerrada en semejante No-Do de posguerra.
Si el acuerdo europeo es bueno, la manera más directa de sospechar de su bondad es que Iván Redondo necesite montarle una coreografía. La estafa se verá mejor el 1 de octubre, el día después de que expiren los ERTE y una ola de españoles confusos se precipite al paro que hoy les esconden. Pero octubre para el sanchismo es un plazo geológico, estrictamente inconcebible. No sabe cómo sobrevivirá a mañana como para pensar en otoño, amigos.
Buenos días, Jorge.
Nos gustaría ponernos en contacto con vd. para proponerle una entrevista. ¿Nos facilitaría un mail?
Muchas gracias.