
Un escritor honesto.
Cuando una pija marxista de tantas como sigue expidiendo la universidad española -y más en Barcelona- se acercó a Marsé para revelarle que Últimas tardes con Teresa era en realidad un ajuste de cuentas con la burguesía opresora, el escritor ensayó una educada negativa.
-Pues yo no lo creo… Quizá de forma inconsciente se me ha escapado algo, pero…
-No, no. La hemos estudiado a fondo y ajusta cuentas con la burguesía. Está claro.
Entonces, como siempre que la clase privilegiada le daba lecciones, se calentó:
-Mira, nena. Te voy a decir qué fue lo que me inspiró. Yo siempre he querido follarme a una chica rubia de ojos azules como tú. Pero como soy feo, he tenido que escribir esta novela para embellecer mi mundo. De haber podido follarme a alguien como tú, no la habría escrito.