
Telemisa belga.
En los años 50 vivía en Chicago una señora llamada Dorothy Martin que se comunicaba personalmente con alienígenas. En uno de sus coloquios ultraterrenos le fue revelada la fecha del fin del mundo, que acontecería un 21 de diciembre de 1954. Martin fundó una secta, los buscadorianos, y les confió el secreto que ella misma había recibido de boca del mismo Sananda, dios alienígena, una suerte de Jesucristo alien con el que ella mantenía tan amigables conversaciones, del mismo modo que Dolores Ibárruri se hizo tan devota de Stalin como antes lo había sido de la Virgen de la Begoña.
Doña Dorothy era una oradora persuasiva y sus oyentes andaban sedientos de fe, de modo que la secta se consolidó. Algunos de sus miembros vendieron sus propiedades, abandonaron sus trabajos y se centraron en preparar sus almas para el 21-D de 1954: el día en que el platillo volante de Sananda bajaría del cielo para salvar del apocalipsis a sus elegidos.
Los fans de Geraldine Page recordarán su papel de Big Sister (sí, sí. Y Big Brother como iniciador/insinuador de malevos a la delincencia en alguna película antañonísima) en The Day of the Locust. Al parecer la presunta satirizada era una evangelista del momento, Aimée McPherson, que figura en Vile Bodies de E Waugh (no sé que hacen que no lo leen ¿Esperar a que acaben otro artículo sobre el Procés? Prego!). Lo digo para que se den cuenta de que en la dramaturgia bajoprotestante se repiten como las alubias enlatadas o los barracones de feria. El muñeco Lego debe de planear otras cosas con otros manipuladores ¡Si sólo fuera tan simple como una matinée en Los Ángeles!