
Aborígenes madridistas avistados en España.
La madridista es una identidad en conflicto, casi clandestina, que conviene difundir aprovechando el día del Dormund. Tratar de comprender el fenómeno del madridismo es una causa minoritaria pero tan noble como la que ha abrazado Mary Beard explicando Roma a sus contemporáneos. Madridistas hay bastantes, pero aficionados al fútbol que entiendan al madridista ya hay menos. Al buen aficionado al fútbol no le cabe en la cabeza que el madridismo celebre el set al Betis o el 5-1 al Legia. No se explica qué puede haber de meritorio en tales victorias y condena el júbilo merengón como si celebrara con cada gol la muerte de un niño sirio.