
Sigue mintiéndonos si es tu trabajo, pero no te mientas a ti mismo. El procés no se ha acabado, Félix, porque vosotros lo habéis vitaminado para muchos años. Habéis cebado la pulsión separatista en Cataluña como la cebaron antes Azaña y Zapatero, con la diferencia de que Azaña lo hizo por soberbia intelectual y Zapatero por estupidez solemne. A tu jefe solo le movía el poder: una ambición ágrafa, hortera y vengativa contra todos los compañeros que se rieron de su fama de guapo simple. Por eso en la censura de mayo se alió con los del golpe de octubre, que habían perpetrado una «rebelión de libro» por la que aplicasteis el 155 con Rajoy y Rivera. Hasta que cambiasteis de bando para pillar cacho, Félix. Con quien fuera y como fuera. Por ruinoso que resultase el experimento para el edificio del 78. Así que quítate el disfraz de estadista, por Dios, que te está enorme, y resígnate a tu humilde desempeño de Rasputín de moqueta. Disfruta del cargo el tiempo que quede, apura la reverencia de los bedeles, la sumisión de (ciertos) periodistas y la obediencia de los ministros, pero no insultes tu propia inteligencia pretendiendo que cinco años después Cataluña está mejor. Porque sabes que es mentira.