
Pero cómo no se le había ocurrido antes. Pedro Sánchez por fin ha encontrado la fórmula para que nadie le afee su deriva despótica: socializar el despotismo. Donde teníamos a un aspirante a autócrata, ahora tendremos 17. Palo y zanahoria a la vez: el capo chantajea con el descontrol de la pandemia a los 17 sistemas sanitarios, pero si se portan bien y tragan con dejarle en paz en las Cortes, les presta a cambio el cetro por medio año. Todos contentos: uno con su Doñana y los demás con su poder sin las cortapisas de los tribunales superiores. ¡Café bolivariano para todos! ¿El control parlamentario del Congreso? ¿Los 15 días estipulados por el artículo 116 de la Constitución? ¿La vigilancia de los jueces sobre las medidas arbitrarias del Ejecutivo? ¿Desde cuándo la sede de la soberanía funciona como lonja de roqueo donde se subastan los plazos de vigencia de nuestros derechos fundamentales? ¿En qué momento hemos permitido que los contrapesos democráticos sean transferidos al exacto coño de la Bernarda?