
Leyenda.
Respeto piden las vallas publicitarias de la corrección UEFA. Respeto pide la inteligencia asesina de Benzema. Respeto pide la letal potencia de Bale, la otra pieza cuestionada de la inmortal BBC, que se queda a un título del Real Madrid de Di Stéfano. Respeto exige la inmaculada concepción del dogma blanco, que primero fundó la Copa de Europa y después ha ganado 13 de las 16 finales a las que ha llegado.
Yo no había nacido cuando el Liverpool ganó al Real Madrid una de ellas, pero he vivido lo suficiente para ver al orgullo red, derrochado por las calles de Kiev, transformarse en implacable melancolía. Es lo que sucede cuando te enfrentas al Real Madrid. Cuando te toca hacer de cabra en el parque jurásico de la voracidad madridista.