Archivo diario: 4 diciembre, 2016

Los amenes de Ramos

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Milagreando.

Dicen los psicólogos que la madurez emocional consiste en la capacidad para aplazar la recompensa. Sólo los niños o los adolescentes crónicos lo quieren todo para ya. Así que según los científicos criterios de la psicología, Sergio Ramos es el futbolista más maduro del planeta. Sus recompensas se entregan siempre al final, como el fruto maduro de un estío agotador. Y cuando caen estallan, y su dulce pulpa riega nuestras gargantas secas.

El madridista de mi generación reconoce ya que nunca gritó como con los cabezazos de Ramos. Ha oído hablar de Juanito, de las remontadas, de la épica de postrimería. Pero no estaba en el campo ni ante la pantalla con la atención lo bastante formada cuando entonces. El central sevillano viene colmando el paréntesis de esa leyenda insurrecta que hasta su venida tuvo demasiado de promesa o de nostalgia. Hoy volvemos a afirmar con propiedad que el blanco no es el color de las banderas rendidas, sino el aviso presente del peligro que no cesa, el signo de una hostilidad innegociable.

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La buena (Báñez), el feo (Juan Carlos I) y el malo (Montoro) en La Linterna de COPE

 

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4 diciembre, 2016 · 22:11

El hereje y el negociante

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Comercia como un marsellés o guerrea como un astur.

Dicen que la relación del PSOE con el PSC es el único puente que va quedando para unir España con Cataluña, valga la redundancia. Pero aunque un caderazo de Iceta en plena conga echara abajo ese puente, todavía quedaría en pie otro mucho más sólido, que es el clásico. La rivalidad entre Real Madrid y Barcelona tiende una pasarela de cemento por la que circula fluidamente la historia viva del fútbol español, zurciendo dos veces por año la trama de afectos con esa variante nuestra del enamoramiento que es el antagonismo. Necesitan tanto ganarse entre sí que mientras sigan enfrentándose no cabe preocuparse de que la independencia se salga de los estrictos márgenes de la ficción.

Esta semana pasé por Barcelona, maravillosa ciudad, pero en cuyas tertulias al parecer escasean los madridistas. No se trataba tanto de defender a Zidane, que se defiende solo tras un grueso colchón de seis puntos, como de comparar su inquebrantable sosiego con el desabrido triatleta que baja de Covadonga en cada rueda de prensa. «Es que Luis Enrique vive cómodo en el conflicto. Cuando jugaba ya nos reconocía que nos odiaba», me explicó un periodista de allí. Tratándose de Cataluña no insistiremos en la rentabilidad de los conflictos crónicos, pero este caso es distinto. Luis Enrique es un culé heterodoxo, un hereje del cruyffismo que ha despoblado el centro del campo y ha legitimado el contraataque. Sabe que sólo le sostienen los títulos, o sea, Messi. Y ha de ser duro depender del capricho de un genio afásico.

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4 diciembre, 2016 · 21:59