
«Cómo no voy a sonreír, si soy Zidane».
Le preguntan a Zidane si se arrepiente de poner tanto a Cristiano, o de reservarle tan poco. Ante semejante cuestionamiento de su criterio cualquier entrenador -qué tiempos aquellos en que sólo lo hacía Mourinho– como mínimo habría inquirido por el nombre del periodista, estilo Pablemos, pero Zidane va y contesta que sí, que qué quieres que te diga. Si el riesgo comporta que se te lesione el crack pues me arrepiento a veces, claro.
Se lo vuelven a preguntar en la siguiente rueda de prensa, que si está seguro. Y responde que Cristiano es intocable porque sus números cantan, pero que debe dar banquillo a su ansia estadística porque si fuera por el interesado jugaría desde el hospital. Entre medias ha mediado un razonamiento impecable y un parte médico de leve sobrecarga. Matemáticas, razón, ciencia: he aquí las armas limpias con las que Zidane se enfrenta a la prensa.