Tan cerca y tan lejos de la ‘terra’ prometida

Así rezan los gitanos del gueto de Gerona. Foto de Antonio Heredia.

Así rezan los gitanos del gueto de Gerona. Foto de Antonio Heredia.

El taxista duda cuando le revelamos el destino. «No suelo ir a la Font de la Pòlvora. Tengo entendido que han apedreado a compañeros. ¿No hubo allí hace poco una redada? Es que el coche es nuevo. Aunque la vez que fui me pagaron, la verdad…».

Finalmente accede a llevarnos y nos deposita en el Centro Cívico Onyar. Allí hemos quedado con Jaume Marsal, presidente de la asociación de vecinos del barrio más conflictivo de Gerona. Un gueto que lleva siéndolo desde que nació, en 1978, fruto de un plan de urbanización diseñado bajo el franquismo para acabar con el asentamiento chabolista que se derramó por la colina de Montjuïc desde los años 50. Varias décadas y muchas secciones de sucesos después, el barrio que elevó a Juan José Moreno Cuenca, El Vaquilla, a los altares del lumpen pop se lo reparten gitanos, portugueses y paquistaníes en un crisol imposible y sin embargo estable: estable en su marginalidad.

Es catalán todo el que vive y trabaja en Cataluña, sentenció el patriarca Pujol; así que los vecinos de La Pòlvora lo son siempre que logran colocarse de jornaleros gracias a un contrato municipal de siete meses. Pero a estos catalanes se les ve poco movilizados por la independencia. Aquí la lucha no se libra contra la opresión española sino contra la condena a una vida de trapicha o de alunicero, en el mejor de los casos.

«El [ex alcalde] Quim Nadal sí venía de vez en cuando por el barrio. El que hay ahora vino con su escolta un día, por la fiesta, y tardó un minuto en irse. No ha vuelto. Te pone 40 excusas, siempre está reunido. Y a Gerona, si eres de La Pòlvora, no puedes ir», afirma Jaume, que gana 40 euros al día recogiendo cartones en su camioneta y al que acaban de poner una multa de 200 euros que, obviamente, no puede pagar. «Le dan a uno ganas de ponerse a traficar, como el resto», sentencia.

Jaume compara al histórico alcalde socialista Joaquim Nadal con el nuevo: Carles Puigdemont, que ganó la Alcaldía para CiU en 2011 y la revalidó el mayo pasado. Puigdemont es, además, el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, título con el que el movimiento separatista viene a distinguir el papel desempeñado por Gerona, capital histórica del catalanismo. En ninguna otra ciudad catalana puede verse tal proporción de esteladas colgadas de los balcones… Hasta que te vas alejando del casco medieval y asciendes al arrabal de la montaña, donde no es que nadie cuelgue esteladas: es que no hay balcones.

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14 septiembre, 2015 · 11:49

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