
La pregunta no es cuándo echará Sánchez a Garzón sino cuándo Garzón echará a Sánchez. Es decir, cuándo el podemismo consumará la tarea de sustitución -ideológica primero y electoral después- de la socialdemocracia española. La polémica porcina y el ministro fusible son meras anécdotas. Lo que estamos empezando a ver es la descomposición del Frankenstein, que cursa con rechazo celular, sigue por fallo multiorgánico y acaba en desmembramiento y redimensión de sus pedazos. Para entonces la cabeza ya no será socialista.