
Divierte estar en la hamaca, mirar al chulo exhibiéndose en la orilla y descubrir el tsunami que se forma a sus espaldas. En realidad no es divertido, porque el tsunami también volcará nuestra hamaca, pero siempre podremos contar que nosotros lo vimos venir. Hablo del espectador liberal agotado, del frívolo postureo de la izquierda aún en el poder y de la gigantesca ola conservadora que se viene encima. Hablo de España, que para eso tiene más litoral que nadie, pero no solo de España.