
Pero qué está pasando en España con los niños. Qué odioso personaje dickensiano ha declarado a la infancia enemigo del pueblo igualitario, de la mujer empoderada, del planeta amenazado. De qué cabeza neurótica salen las huelgas de juguetes y los planes de rediseño de los patios. A quién le interesa tanto intervenir la soberanía lúdica de los críos para que aprendan a replicar cuanto antes las patologías interseccionales de adultos politizados hasta la arcada. Cuándo dejó la izquierda de conmoverse con Oliver Twist y pasó a simpatizar con Scrooge, solo que sin la pasión por la cultura del esfuerzo de Scrooge.