
Ya no podemos descartar que le den al portero eslovaco alguna de las calles que la memoria histórica le quite a Juan de la Cierva. Al fin y al cabo, don Martin Dúbravkatambién ha inventado algo parecido al autogiro, que es el autogol en suspensión, una cabriola fascinante que vulnera no solo las leyes de la gravedad sino también las del ridículo. Alguien que hace eso por España merece sin duda una distinción, ahora que regalamos los indultos.