
No vamos a cometer el error de tomarnos a broma las sentencias de don Manuel Castells porque don Manuel Castells ha declarado un patrimonio de cuatro millones de euros, y alguien con cuatro millones de euros no puede ser un bromista. A don Castells hay que tomárselo por tanto muy en serio, sobre todo cuando desaparece, porque eso significa que se ha retirado a producir una sentencia solemne que pronto bajará de su académico caletre y se abrirá paso por entre esos carrillos de hámster de biblioteca de Sociología.