
Pocos días después del referéndum ilegal del 1 de octubre, Lionel Messi perpetraba el acto legal más gravoso de la historia del deporte. Ocurrió en noviembre de 2017. Ajeno al ruido exterior, atento solo al universo de su bolsillo escrutado por Hacienda, el genio lacónico fijó sus condiciones a tal altura que la solvencia del teórico equipo de sus amores tuvo que escapar por la azotea. Y no ha regresado.