
Plurinacionalizando.
Tan antigua y profunda es la pasión de España por la guerra civil que se las ha arreglado para reducir a la pugna de dos únicos bandos unas elecciones a las que concurren cinco partidos nacionales. El 28-A ha quedado configurado como un revival posmoderno y tristísimo de las dos Españas, donde los nietos de los vencedores se han cansado de esperar las credenciales democráticas extendidas en régimen de monopolio desde hace décadas por los nietos de los vencidos.
Una garrafal polarización se ha larvado durante años en el subsuelo de lo establecido. Era un rumor de fondo al que el marianismo puso sordina y al que el sanchismo se la ha quitado por cálculo electoral: ahora señala a voces a su criatura desenterrada para espanto de almas bellas en busca de cantautor. Si Franco no sale de la montaña, la montaña sale al encuentro de Franco.