
Doña Carmen Calvo compró la semana pasada el voto de don Íñigo Errejón a cambio de 50 millones para estudiar la implantación de la semana de cuatro días laborables. ¿Por qué 50 millones exactamente? Si se trata de transformar a los españoles en daneses, pocos millones me parecen; y si se trata de sumar a Errejón al excitante ejercicio del capitalismo de amiguetes con cargo al contribuyente, me parecen demasiados.